Son las 6:00 a.m. y Abdul (32), su mujer Nisra (30) y sus tres hijos (3), (5) y (7), acaban de aterrizar en el aeropuerto de Fiumicino en Roma.
Con sueño y algo desorientados hacen fila, coordinados por agentes de los Carabinieri, para proceder con el registro, mientras un amplio grupo de voluntarios les da instrucciones sobre el papeleo que debe rellenar y juega con los niños.
Son una de las afortunadas familias que conforma el grupo de 81 refugiados sirios que llegaron a Italia en vuelo regular de Alitalia el pasado jueves 16 de junio provenientes directamente de Beirut (Líbano) con el programa de “pasillos humanitarios”, impulsado por la Comunidad de San Egidio y la Federación de Iglesias Evangélicas. Para el viaje a Roma se eligieron a las familias más frágiles, principalmente a mujeres solas con hijos y enfermos.
Como Mariam, de 10 años, que lleva dos años en silla de ruedas tras recibir un disparo en Damasco. Empezará una nueva vida en la provincia de Turín, donde seguirá un tratamiento médico.
Nilva, cristiana armenia, era médico en Hasaka. Huyó a través del Líbano con sus dos hijos, Raffi y Rupina, pero en Hasaka todavía está su marido Edward, uno de los últimos médicos que todavía quedan allí.
Él ha decidido quedarse en su ciudad –que sufre los ataques del Estado Islámico– para curar a enfermos y heridos. Este proyecto es pionero en Europa y ya ha traído de manera legal a más de 280 personas con derecho a estatuto de refugiado evitando que pasen por las manos de los traficantes de personas o arriesgándose a morir ahogados en el mar en el intento.
De momento, solo Italia y San Marino han implementado esta iniciativa, pero este martes 21 de junio será presentada ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para invitar a otros países a que adopten esta solución y eliminar así las mafias que se enriquecen con los viajes de la muerte por el mar Mediterráneo.
Así lo detalló el secretario de Estado para Asuntos Exteriores de Italia, Mario Giro, al subrayar que este proyecto piloto “es una solución concreta” que respeta la seguridad de los refugiados y también la de los europeos. “Hay una gran demanda de respuestas eficaces y efectivas que sean seguras”, aseguró.
Antes de emprender el viaje a San Marino, donde empezará una nueva vida, Abdul explicó a La Prensa que llegar a Italia es para él y su familia una nueva oportunidad de vivir. “Para mí y mi familia la vida empieza de nuevo. Ahora no puedo volver a Siria la guerra y los terroristas de Daesh me han obligado a dejarlo todo”, señaló. “Ha sido durísimo dejar mi país. Pero solo busco un refugio para mi familia”, comentó.
Preguntado sobre quién es más peligroso si el ejército de Bashar al-Assad o los terroristas de Daesh manifestó que para él son “totalmente iguales”. “No hay ninguna diferencia. Han cometido crímenes contra la humanidad ambos. Ninguno es bueno”, añadió.
Mustafa Shneba es voluntario de la Comunidad de San Egidio, originario de Libia y se encarga de dar la bienvenida a los refugiados. “Vienen de situaciones muy complicadas. No llegan aquí para comprarse un coche o un frigorífico, llegan para poder sobrevivir”, declaró. “Algunos estaban muy bien en su país, ellos escapan de la guerra y tienen derecho a ser acogidos”, agregó.
En este sentido, incidió en que a los Gobiernos de Occidente “no les cuesta nada ayudar” “porque son las asociaciones humanitarias las que corren con todos los gastos”.
Así, detalló que el proyecto de corredores humanitarios “muy importante” porque les salva de las “manos de los traficantes de la muerte” y permite que estas personas “puedan llegar a los países de manera legal”. “Llegaran igualmente, aunque se alcen muros o los deporten porque aquí encuentran paz, ya que no escuchan bombas y eso cambia todo”, concluyó.
El número total de refugiados en el mundo ha aumentado por quinto año consecutivo, hasta llegar a los 65.3 millones, según las conclusiones del informe anual del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Tendencias Globales, publicado este lunes con motivo de la Jornada Mundial del Refugiado.
El informe, que está basado en datos del año 2015, documenta un incremento de un 55% en solo cuatro años. Siria se ha convertido en el mayor país emisor de refugiados del mundo. Desde que comenzó la guerra en 2011, se calcula que han escapado casi cinco millones. Solo el año pasado se registró un millón de nuevos refugiados sirios.
