En 2022 cada dos días asesinaron a un defensor medioambiental en el mundo. Alrededor de 177 personas murieron tratando de proteger el planeta, según un informe de Global Witness, una organización no gubernamental que desde 2012 documenta las violencias que sufren los defensores ambientales.
Pero podría haber un sub-registro, ya que muchas veces hay casos que no se denuncian. El 88% de estos crímenes se cometieron en América Latina, con 11 de los 18 países en los que se basaron estos registros.
Colombia encabeza esta lista con 60 homicidios (el doble del 2021, cuando se registraron unos 31 casos), seguido por Brasil con 34 asesinatos; México con 31 y Honduras con 14. En el listado también aparecen Venezuela con 4 y Perú, Paraguay y Nicaragua con 3 homicidios por país. Guatemala registró 2 crímenes de este tipo y Ecuador y República Dominicana uno cada uno.
El 36% de personas víctimas de estos crímenes eran indígenas, el 11% fueron mujeres y el 7% afrodescendientes. El informe también señala que dentro del número de víctimas también se encuentran cinco menores de edad, tres en Brasil, uno en Colombia y otro en México.
Más de una quinta parte (22%) se dedicaban a la agricultura a pequeña escala. Todas ellas dependían de sus tierras y recursos naturales para vivir. Pero también aparecen agentes estatales, manifestantes, guardas de parques, juristas y periodistas que defendían sus derechos y buscaban la preservación del planeta.
El informe señala que si bien hubo una disminución de asesinatos en comparación con el año 2021, cuando se registraron 200 casos, “la situación no ha mejorado sustancialmente. El agravamiento de la crisis climática y la creciente demanda de productos agrícolas, combustibles y minerales no harán, sino intensificar la presión que se ejerce sobre el medioambiente y sobre quienes arriesgan su vida para defenderlo. Además, para silenciar a las personas defensoras cada vez es más frecuente el uso de estrategias no letales, como la criminalización, el acoso y los ataques digitales”.
El cacique Bepdjo Mekrãgnotire, del grupo indígena kayapós de la Amazonía brasileña, ofrece su perspectiva sobre la importancia del bosque: “¿Que por qué queremos proteger el territorio y arriesgar nuestra vida por él? Bueno, no somos los únicos que necesitamos el bosque para sobrevivir, tenemos que luchar por nuestra cuenta, pero lo hacemos por todo el planeta, por nuestros hijos y por nuestros nietos, para que puedan vivir en paz. Mantendremos viva la selva, protegeremos el aire, los ríos, los peces y los animales. Eso es por lo que luchamos”, declaró a Global Witness.
Si bien, el reporte no ha presentado víctimas fatales en temas de protección medioambiental en Panamá, varias organizaciones han alzado la voz de alerta sobre amenazas e intimidación a defensores naturales en el Istmo. En mayo de este año, el Centro de Incidencias Ambientales de Panamá (CIAM) y organizaciones suscritas, denunciaron y rechazaron actos de intimidación contra defensores de la provincia de Veraguas por denunciar la destrucción de una playa de anidación de tortugas.


