La autorización temporal en Francia de un tratamiento contra la Covid-19, basado en un anticuerpo sintético de la farmacéutica estadounidense Eli Lilly, suscitó críticas en el seno de la comunidad médica, debido a la falta de pruebas definitivas sobre su eficacia.
“La gravedad de la situación no justifica que se dejen de buscar las pruebas” necesarias para autorizar un tratamiento, deploró la Sociedad Francesa de Farmacología y de Terapéutica (SFPT).
El medicamento forma parte de la familia de los anticuerpos monoclonales, que todavía no se comercializan en la Unión Europea. Donald Trump tomó un tratamiento de este tipo, fabricado por Regeneron, cuando contrajo la Covid-19 en octubre.
Se trata de una pista prometedora como tratamiento precoz para tratar de evitar la hospitalización y el paso por el servicio de reanimación entre las personas más vulnerables a la Covid-19.
“Es una nueva esperanza (...) que refuerza nuestro arsenal anticovid”, declaró a finales de febrero el ministro francés de Sanidad, Olivier Véran.
El tratamiento de Eli Lilly, el bamlanivimab, se administra mediante una sola inyección en el hospital, con un precio de unos mil euros la dosis (mil 200 dólares).
En Francia, será administrado “con prudencia” a “pacientes a partir de los 80 años, con problemas de inmunidad”, según el ministro.
Sin embargo, el bamlanivimab es objeto de controversia.
“No a la autorización de tratamientos no probados”, protesta en línea la asociación ciudadana Citizen4Science.
“Los resultados actualmente y públicamente disponibles (...) no permiten recomendar” este tratamiento, corrobora la SFPT, subrayando que este anticuerpo no alcanzó la fase 3, la última de los ensayos clínicos a gran escala.
La cociedad destaca además que los resultados obtenidos en la fase 2 tampoco son concluyentes.

