La variante Ómicron seguía sembrando el caos en el transporte aéreo en todo el mundo con miles de vuelos anulados desde el fin de semana navideño, y continuaba marcando récords en el número de contagios, los últimos, en países como Dinamarca, Grecia o Islandia.
Pero aunque esta variante tan contagiosa identificada en Sudáfrica en noviembre constituye “un motivo de preocupación”, “no debería ser motivo de pánico”, aseguró el presidente estadounidense Joe Biden el lunes.
En el fin de semana navideño, unas 8,300 conexiones aéreas internacionales y domésticas fueron anuladas, y decenas de miles de vuelos habían tenido retrasos.
El tráfico aéreo también seguía sufriendo perturbaciones a principios de semana con, de momento, 2,500 vuelos anulados el lunes y 800 el martes, según datos actualizados de la página web de vigilancia aérea FlightAware.
Europa se ha convertido en epicentro mundial del repunte de la epidemia, con 2,901,073 nuevos casos en los últimos siete días (el 55% del total mundial), y el mayor número de fallecidos, 24,287 en una semana (53% del total), seguida de Estados Unidos y Canadá (10,269 muertos, 22%).
En Francia, donde el sábado se superó por primera vez los 100.000 nuevos casos en 24 horas desde el inicio de la pandemia, el actual pasaporte sanitario será sustituido por el pasaporte de vacunación, lo que significa que será obligatorio estar vacunado (o curado de la Covid-19) y haber recibido una dosis de refuerzo para entrar a determinados lugares.
“Todo esto parece ser una película que nunca acaba”, admitió el primer ministro francés, Jean Castex, al presentar las nuevas medidas para afrontar una “situación de salud extremadamente tensa”.


