Los primeros visitantes de la Torre Eiffel, con calzado cómodo y muchas ganas, sudaron la gota gorda este jueves 25 de junio para subir las empinadas escaleras y admirar París desde el monumento más famoso de la ciudad, que reabrió sus puertas después de tres meses.
Los periodistas, provenientes de todo el mundo, superaban en número al medio centenar de turistas franceses y extranjeros que, portando mascarillas, iniciaron poco después de las 10H00 el ascenso de la Dama de Hierro.
“¡Es perfecto! ¡Es una visita VIP!”, dice con una sonrisa Vanessa Vila, sorprendida por la poca afluencia, inusual en esta época del año.
"Hace dos años intentamos venir pero había demasiada gente", añade esta parisina de 40 años, querealiza la visita acompañada de sus hijos y su suegra.
“Esperábamos mucha más gente, pero como las fronteras siguen cerradas hay pocos extranjeros”, admite Yacine Gueblaoui, que controla en una de las entradas que todos los visitantes lleven mascarillas.
Durante los ocho primeros días de apertura, los visitantes pueden llegar únicamente hasta el segundo piso -de los tres- del monumento, a condición de subir a pie los 674 escalones. Un esfuerzo que no los desalentó.
"!Vamos a eliminar todo lo que comimos durante el confinamiento!", dice entre risas Marie, una joven treintañera, que sube las escalinatas de dos en dos y admira París libre de la nube de polución que en tiempo normal oculta el paisaje.
Los primeros cinco minutos del ascenso son fáciles pero al llegar al primer piso muchos tienen que tomarse una pausa para recobrar el aliento.
“¿Estás bien? Nos dices si quieres que vayamos más despacio”, le dice una hija a su madre. “¡Sería más fácil sin este calor infernal!”, le responde la señora, abanicándose con una hoja de papel que poco o nada ayuda ante la temperatura que impera en la capital francesa.

