Cada año mueren en la región 2.2 millones de personas por enfermedades cardiovasculares, lo que equivale a unas 6,000 muertes diarias. La cifra fue compartida por el doctor Pedro Ordóñez, asesor principal para el manejo de enfermedades cardiovasculares de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en Hablemos de Salud, el podcast oficial de dicho organismo.
Las enfermedades más frecuentes dentro de este grupo son la enfermedad isquémica del corazón y la enfermedad cerebrovascular, también conocida como accidente cerebrovascular.
“Por cada muerte cardiovascular aproximadamente tenemos seis eventos. Entonces, si tenemos 6,000 muertes por día, podemos tener 36,000 personas con infarto agudo del miocardio o enfermedad cardiovascular por día. Eso te indica la gravedad del tema”, explicó Ordóñez en el podcast, publicado en la antesala del Día Mundial del Corazón, que se conmemora cada 29 de septiembre para concienciar sobre estas enfermedades, su prevención y su impacto global.
El especialista advirtió que la sociedad ha “normalizado” la muerte por enfermedades cardíacas, como si no existiera solución. Sin embargo, aclaró que hay varias medidas para prevenir este asunto.
Hipertensión: el principal factor de riesgo
Ordóñez subrayó que la hipertensión arterial es el factor de riesgo más importante asociado a muertes por enfermedades cardiovasculares.
“La hipertensión específicamente tiene un rol central. Imagínate, de cada 100 eventos cardiovasculares, 50 o 60 son debido únicamente a hipertensión. Más de la mitad de los casos, entonces esto es un tema realmente grave”, subrayó.

El médico explicó que la presión arterial elevada afecta múltiples órganos: “Cuando el corazón tiene que bombear la sangre a una presión más alta de lo normal, el corazón aumenta de tamaño, se daña su funcionamiento, afecta los vasos, el cerebro, la visión, los riñones… La hipertensión es también una de las principales causas de demencia”, detalló.
El problema, agregó, es que muchas personas desconocen que tienen presión alta, no se perciben en riesgo o no quieren saberlo. Incluso, quienes acuden a servicios de salud a veces no reciben una toma de presión adecuada o, simplemente, nunca van a un centro de atención.
El llamado a la prevención
Ordóñez enfatizó la importancia de la medición periódica de la presión arterial, ya que se trata de un mal silencioso.
“Usted no sabe que tiene presión alta si no se la toma. Se da cuenta solo cuando llega un infarto, un accidente cerebrovascular (ACV), insuficiencia renal, ceguera o una complicación arterial periférica. Después de los 40 años usted debiera tomarse la presión arterial por lo menos una vez al año, y tomársela bien tomada, con un equipo clínicamente validado y siguiendo el protocolo correcto”, indicó.
El experto también destacó que, además de la detección, hay retos en el tratamiento:
Muchas personas no toman los medicamentos prescritos.
Otras no saben si su presión está controlada.
Los fármacos, aunque existen en variedad, no siempre están disponibles para toda la población.

En ese sentido, recordó que la hipertensión requiere tratamiento de por vida: “Ya tengo la presión arterial mejor, entonces suspendo el medicamento, pues no, no lo puedes suspender”, precisó.
Medicamentos y políticas públicas
Ordóñez insistió en que los medicamentos no tendrían por qué ser caros, si existen políticas farmacéuticas claras, con listas reducidas de medicamentos esenciales y compras consolidadas entre países. “En la OPS tenemos el Fondo Estratégico de Medicamentos, donde varios países reúnen su demanda, acceden al mercado con mejores precios y garantizan alta calidad en los fármacos”, explicó.
Mensaje final
El experto concluyó recordando que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en todos los países de la región, tanto en hombres como en mujeres.
De hecho, el Ministerio de Salud de Panamá detalla que las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte en el país, representando cerca del 30% de todas las muertes anualmente.
“No debemos normalizar que morirse del corazón es algo inevitable. Es prevenible. ¿Sabes cuánto ha bajado la mortalidad por enfermedad del corazón en los últimos 50 años? Entre 80 y 90 por ciento. Eso significa que podemos hacerlo; lo que hay que cambiar son las maneras de hacerlo”, enfatizó el asesor principal para el manejo de enfermedades cardiovasculares de la OPS.


