Salvo por un puñado de personas que ignoró las órdenes de evacuación y retiraban la ceniza de los tejados con palas, Ensenada parecía el jueves un pueblo fantasma, después de que casi todos sus mil 500 habitantes huyeran a terreno más seguro tras las dos erupciones del volcán Calbuco. El volcán, que llevaba 42 años dormido, entró en erupción el miércoles, provocando una columna de ceniza que se elevó a más de 6 millas (10 kilómetros) de altura. El jueves se produjo una segunda y espectacular erupción, en la que los rayos brillaban a través de un cielo oscuro tiznado de naranja rojizo por la explosión. A los pies del volcán, Ensenada quedó cubierta por una gruesa capa de ceniza, planteando el temor a que la ceniza pudiera contaminar el agua, provocar enfermedades respiratorias y dejar más vuelos en tierra.
Algunos tejados se derrumbaron bajo el peso de la ceniza. Treinta vecinos se negaron a evacuar temiendo por sus viviendas y sus animales, indicaron las autoridades. Ensenada se mostraba desierta, salvo por unos pocos habitantes con máscaras para la ceniza y el ocasional caballo o perro caminando por su única calle. aniel Patricio González salió de la ciudad con su esposa y sus hijos, pero el jueves volvió al pueblo para evaluar los daños. El tejado del restaurante que dirige había colapsado. “Esto duele un poco, pero no se puede hacer nada contra la naturaleza. Lo importante es que mi familia está bien”, comentó. No se registraron heridos en la zona, y la única persona desaparecida tras las erupciones fue localizada el jueves.

La última erupción del Calbuco, de 2 mil metros (6 mil 500 pies) de altura, se había registrado en 1972. Las autoridades evacuaron a 4 mil personas de las comunidades vecinas y cortaron el acceso a la zona en torno al volcán, que se encuentra cerca de las poblaciones de Puerto Varas y Puerto Montt, unos mil kilómetros (620 millas) al sur de Santiago de Chile.
