La experiencia política del joven aspirante a la Casa Blanca Pete Buttigieg es limitada, pero puede presumir de otra de la que carecen sus grandes rivales, incluso Donald Trump: haber servido en el ejército.
Desde George H.W. Bush, hace más de tres décadas, Estados Unidos no ha elegido un presidente que haya servido en la guerra.
Buttigieg ahora está bien plantado en la carrera por la nominación demócrata para las elecciones presidenciales de noviembre, después de su resultado en las primarias del lunes en Iowa, donde acabó primero con Bernie Sanders.
Uno de los mensajes que repite es que la nación se beneficiaría al ser dirigida por alguien con conocimiento militar.
El exalcalde de South Bend, Indiana, de 38 años, se retiró de las tareas municipales en 2014 para servir como oficial de inteligencia de la Marina estadounidense en Afganistán. Allí pasó siete meses, muy consciente de que esto podría promover sus ambiciones políticas.
Según les dijo a los votantes el jueves, allí aprendió una gran lección: "Tener puestos de responsabilidad no significa autoglorificarse".
Sin mencionar directemente a Trump, apuntó mordazmente a un presidente que logró obtener cinco aplazamientos de incorporación a Vietnam, y que a menudo transformó su mandato en un ejercicio de promoción personal.
Trump a menudo se jacta de su política favorable al ejército de Estados Unidos por aumentar el presupuesto del Pentágono.
Ante una audiencia de muchos veteranos en Merrimack, New Hampshire, el próximo estado en votar en las primarias, Buttigieg dijo que los republicanos no tenían el monopolio del patriotismo.
"La bandera de Estados Unidos y el amor de nuestro país no pertenecen a ningún partido político", dijo.
El mensaje fue bien recibido por sus partidarios, incluida Maura Sullivan, veterana de la Marina, que habló en el mitin de campaña.
"Él sabe lo que significa servir y sacrificarse", dijo Sullivan, funcionaria del Pentágono en la administración de Barack Obama.
Mientras que Buttigieg tiene el temperamento y el juicio necesarios para ser presidente, continuó, Trump ha "faltado al respeto" al ejército, minimizando recientemente las conmociones cerebrales sufridas por docenas de soldados estadounidenses en las bases atacadas el 8 de enero por misiles iraníes.
El exalcalde ve el Ejército como un elemento unificador, un tema que explota por analogía en su campaña donde dice que puede unir a los estadounidenses.
Sobre sus camaradas militares, dijo: "No importaba si eras demócrata o republicano, si ibas a volver a casa con una novia o un novio, o de qué país había emigrado mi padre", recordó a una audiencia cautiva, haciendo referencia a su homosexualidad.
"Confiamos el uno en el otro, incluso si proveníamos de entornos completamente diferentes", dijo.
"Y es esta piedra angular en la comunidad de veteranos estadounidenses que necesitamos más que nunca, porque los estadounidenses ya casi no se escuchan", continuó, en el contexto de un país dividido por una fuerte polarización política.
Buttigieg sería el primer líder de un partido estadounidense con notable experiencia militar desde el fallecido senador republicano John McCain en 2008.
La congresista Tulsi Gabbard, otra candidata demócrata pero rezagada en las encuestas, es reservista en la Guardia Nacional de Hawái y ha sido enviada a Irak varias veces. Es común que los estadounidenses, que cultivan un inmenso respeto por su ejército, realicen misiones “ad hoc” como reservistas o para entrenamiento militar.
Buttigieg, como Gabbard, busca ganar el voto de los veteranos. En Merrimack, sugirió suspender el reembolso de los préstamos estudiantiles de familias militares en misión, detener la expulsión de inmigrantes indocumentados que se unieron al ejército y cancelar la prohibición del gobierno de Trump de impedir a las personas transgénero integrar las fuerzas.
Casi desconocido en la escena nacional hace un año, Buttigieg ahora está en las tapas de los principales medios estadounidenses. Pero su falta de experiencia política podría desalentar a los votantes.


