Los líderes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) denunciaron este miércoles la “crueldad espantosa” de Rusia en Ucrania, en la declaración final de la cumbre que celebran en Madrid hasta el jueves.
“La crueldad espantosa de Rusia ha causado un inmenso sufrimiento humano”, acusaron los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN, asegurando que Moscú “carga con toda la responsabilidad de esta catástrofe humanitaria”.
En consecuencia, dijo a la prensa el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, Ucrania puede contar con su apoyo “todo el tiempo que haga falta”.
Los jefes de Estado y de gobierno de la OTAN lanzaron también formalmente el proceso de adhesión de Finlandia y Suecia, dos países que decidieron abandonar su tradicional neutralidad militar después de que Rusia invadiera Ucrania a fines de febrero.
“Hoy, hemos decidido invitar a Finlandia y Suecia a convertirse en miembros” y “acordamos firmar los Protocolos de Acceso”, afirma la declaración final, sobre un proceso que podría aún alargarse unos meses.
Zelenski pidió artillería moderna y apoyo financiero
Por su parte, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski pidió a los países de la OTAN artillería moderna y más apoyo financiero para hacer frente a los invasores rusos.
“Necesitamos sistemas mucho más modernos, artillería moderna”, dijo Zelenski en una intervención por videoconferencia en la cumbre, añadiendo que el apoyo económico “no es menos importante que la ayuda en armas”.
“Rusia sigue recibiendo miles de millones cada día y los gasta en la guerra. Nosotros tenemos un déficit multimillonario, no tenemos petróleo ni gasolina para cubrirlo”, explicó Zelenski, quien precisó también que Ucrania necesita unos 5 mil millones de dólares al mes para su defensa.
Además, el líder ucraniano reclamó más sanciones a Rusia “que paren su capacidad de pagar la guerra”.
Washington y Bruselas golpearon a Moscú con sanciones sin precedentes por la invasión de Ucrania que el presidente Vladimir Putin lanzó el 24 de febrero.
Estados Unidos y Canadá, que dependen mucho menos de Rusia como proveedor de energía que Europa, prohibieron todas las importaciones de petróleo ruso.
La Unión Europea, sin embargo, introdujo un embargo gradual de petróleo como parte de sus sanciones a Moscú.


