Carlos III fue proclamado formalmente como nuevo rey de Inglaterra este sábado 10 de septiembre, tras una ceremonia celebrada en el palacio de St. James y que supuso la primera vez en la historia en la que la sesión del Consejo de Acceso fue televisada.
“Dado que Dios todopoderoso se ha complacido en llamar a su misericordia a nuestra fallecida soberana, la reina Isabel II, de memoria sagrada y gloriosa, la corona de Reino Unido e Irlanda del Norte recae única y legítimamente en el príncipe Carlos”, dijo el secretario del Consejo de Acceso al leer la proclamación. Así, hizo hincapié en que los reunidos durante la sesión proclamaron “con una sola voz” que el príncipe Carlos “se convierta en nuestro único señor”, con lo que fue proclamado “rey, jefe de la Commonwealth y defensor de la fe”.
“A él reconocemos toda la fe y obediencia con modesto afecto, suplicando al Dios por el que reinan reyes y reinas que bendiga a su majestad con largos y felices años para reinar sobre nosotros. Que Dios salve al rey”, concluyó, lo que los presentes repitieron al unísono.
La proclamación fue leída después de que la presidenta del Consejo de Acceso, Penny Mordaunt, leyó un comunicado con la confirmación oficial y tradicional sobre el fallecimiento de Isabel II. “Señores, es mi triste tarea informarles de su Su Majestad, Isabel II, falleció el jueves 8 de septiembre de 2022 en el palacio de Balmoral”, dijo.
Tras ello, estaba previsto que Carlos III se sumara al encuentro, que pasaría a ser una reunión del Consejo Privado de Su Majestad, el primero en el que participa desde su llegada al trono.
El monarca estuvo acompañado por la reina consorte Camilla y su heredero Guillermo, ahora príncipe de Gales. Durante el mismo, Carlos III acordó una serie de órdenes para permitir la continuidad del Gobierno, entre otras.
El rey aseguró ser “profundamente consciente” del legado de Isabel II y de “los deberes y vastas responsabilidades de la soberanía” que ha heredado.
“Al asumir estas responsabilidades, me esforzaré por seguir el ejemplo inspirador que se me ha dado, al defender el gobierno constitucional y buscar la paz, la armonía y la prosperidad de los pueblos de estas islas y de los reinos y territorios de la Commonwealth en todo el mundo”, manifestó.
Está programada una segunda proclamación que será realizada en la Royal Exchange de Londres, mientras que habrá proclamaciones el domingo en Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
El nuevo rey ascendió automáticamente al trono el jueves tras el fallecimiento de su madre, Isabel II, a los 96 años, por lo que el acto de proclamación fue puramente ceremonial.
El organismo cuenta en la actualidad como más de 700 integrantes, si bien sólo fueron convocados alrededor de 200.
Ayer, el príncipe Guillermo emitió un emotivo mensaje en recuerdo de su abuela. En este mensaje expresó que “honraré su memoria apoyando a mi padre, el rey, en todo lo que pueda”.
Guillermo le agradece en nombre de su generación el ejemplo que dio de “servicio y dignidad en la vida pública, de otra época pero siempre relevante para todos”.
Lealtad de por vida
Pasada la proclamación, y como parte del protocolo ceremonial, la Cámara de los Comunes del Parlamento británico celebró una sesión extraordinaria para la jura de lealtad a Carlos III, con la primera ministra, Liz Truss, a la cabeza.
En realidad, todos los diputados que juraron lealtad previamente a Isabel II lo hicieron mencionándola a ella, “a sus herederos y sucesores”, pero igualmente una parte de los diputados optó por renovar su juramento. Otros podrán hacerlo en la sesión ordinaria que se celebrará tras el funeral de la reina, que fue pautado oficialmente para el 19 de septiembre.
El primero en hacer el juramento fue el presidente de la Cámara, Lindsay Hoyle, seguido -según el añejo protocolo- por los dos diputados de más antigüedad, Peter Bottomly y Harriet Harman. Después fue el turno de Truss y de la presidenta de la Mesa, Penny Mordaunt.
Keir Starmer, líder de la oposición laborista, y Iain Blackford, portavoz del Partido Nacional Escocés, también realizaron el juramento.
El formato corresponde a la Ley de Juramentos de 1868, modificada por la de 1978, que prevé el juramento para parlamentarios de fes distintas a la cristiana y también la opción de prometer para quienes no sean religiosos. En cualquier caso, es obligatorio prometer fidelidad al monarca para poder ejercer como diputado y por eso el nacionalista irlandés Sinn Féin no forma parte de la Cámara de los Comunes, por no reconocer a la monarquía británica la jefatura del Estado.

