Este artículo rinde homenaje a seis décadas de la Psicología como disciplina profesional y académica en Panamá, destacando sus hitos históricos, avances científicos, el desarrollo de su marco legislativo y su enfoque vigilante hacia la comprensión humana en contextos tecnológicos y conductuales frente a los desafíos contemporáneos. Examina el impacto de los cambios sociales, culturales y tecnológicos en la práctica psicológica e intenta esbozar estrategias de reflexión para los retos futuros de la profesión.
Introducción
Con 60 años de existencia, la psicología como ciencia del comportamiento humano y disciplina profesional en Panamá ha experimentado un crecimiento continuo. Desde principios de la década de 1960, esta disciplina ha tenido que adaptarse a los avances sociales, culturales, legales y tecnológicos del país. Este hito representa una oportunidad no solo para celebrar los logros de sus fundadores, sino también para analizar los desafíos que enfrenta actualmente.
Primeros pasos de la psicología en Panamá
La historia de la psicología en Panamá se remonta a la década de 1960, cuando comenzó a enseñarse como carrera universitaria, inicialmente en la Universidad de Panamá. En sus inicios, estuvo marcada por las influencias del psicoanálisis y el conductismo, y se desarrolló principalmente para atender problemáticas sociales, educativas y de salud mental.
Los pioneros de la psicología en Panamá realizaron aportes fundamentales a la profesionalización de esta disciplina: impulsaron la formación universitaria, establecieron asociaciones profesionales y trabajaron por la aceptación pública del ejercicio psicológico.
La práctica profesional está regulada por el Decreto Ley N.º 22 de 1965, que establece los requisitos para ejercer, incluyendo la inscripción obligatoria en el Colegio Profesional de Psicólogos de Panamá (CPP). Posteriormente se han aprobado otras normativas que han fortalecido el marco legal, ético y técnico:
Ley 56 de 2011, que regula la práctica de la psicología forense.
Normativas del Ministerio de Salud (MINSA) y la Caja de Seguro Social (CSS) sobre atención clínica.
Adopción de estándares internacionales como las Normas Canadienses para Servicios Públicos.
No obstante, persiste el debate sobre la necesidad de actualizar este marco jurídico para responder a nuevas realidades como la ciberpsicología, la práctica digital y la diversificación de especialidades emergentes.
Avances institucionales y logros profesionales
Durante estas seis décadas, la psicología panameña ha consolidado su presencia en diversas áreas:
Se han ampliado los programas académicos de pregrado y posgrado en universidades públicas y privadas.
Se reconocen subdisciplinas como la psicología forense, educativa, organizacional, clínica, comunitaria y del bienestar.
Aunque aún limitada, la producción científica nacional ha crecido, apoyada por congresos, revistas académicas y actividades interinstitucionales.
La participación en redes internacionales, como la Red Iberoamericana de Psicología, ha favorecido el intercambio y la actualización profesional.
Cambios tecnológicos y nuevas perspectivas
El auge de las tecnologías digitales ha transformado profundamente la práctica psicológica. La pandemia de covid-19 aceleró la adopción de la telepsicología, la evaluación remota y el uso de plataformas digitales para la atención y la investigación. Estos cambios presentan nuevas oportunidades y retos:
Se requiere el desarrollo de competencias digitales entre los profesionales.
Surgen dilemas éticos relacionados con la confidencialidad y privacidad en entornos virtuales.
Se hace necesario revisar y adaptar el marco legal y ético de la profesión.
Al mismo tiempo, herramientas como la inteligencia artificial, las redes sociales y el análisis de datos abren nuevos caminos para el estudio del comportamiento humano.
El estudio de la conducta humana en la actualidad
En el contexto panameño actual, el comportamiento humano enfrenta desafíos particulares:
Aumento de problemas de salud mental, especialmente entre adolescentes.
Factores de riesgo como la violencia, la pobreza y la desigualdad social.
Demandas de inclusión frente a la diversidad cultural y de género.
Necesidad de enfoques interdisciplinarios para soluciones más integrales.
El psicólogo profesional está llamado a emplear metodologías cuantitativas y cualitativas, trabajar en equipos multidisciplinarios y participar en la construcción de políticas públicas basadas en evidencia.
Conclusión
Con seis décadas de historia, la psicología en Panamá se ha consolidado como una disciplina esencial para el desarrollo humano, la salud mental y el bienestar social. Su evolución ha estado acompañada de avances en lo académico, legal y profesional. Sin embargo, el escenario actual exige renovación constante, apertura tecnológica, firmeza ética y un enfoque humanista. Este tributo también es una invitación a fortalecer la identidad y diversidad de la psicología panameña con una visión prospectiva.
La autora es psicóloga jurídica forense / Docente universitaria, escritora.

