Marc de Banville hace una apología del sueño de Ferdinand de Lesseps, de construir un canal sin esclusas en la cintura de América, será el Bósforo de los océanos entre el Atlántico y el Pacífico.
La obsesión canalera se hace realidad, cuando Francia ambiciona repetir el éxito del Canal de Suez; logra un acuerdo con Colombia y miles de franceses con los caribeños de Martinica y Barbados inician la excavación de la gran zanja.
Canal Francés. La aventura de los franceses en Panamá, por Marc de Banville, es la saga de exploradores, ingenieros, administradores, empresarios, políticos, aventureros y artistas del país galo, en un país tropical sin paraísos y con el infierno de enfermedades mortales que abaten, sin misericordia, a los titanes de la utopía canalera.
Lucien Napoleón Bonaparte Wyse y Armand Reclus inician exploraciones en el istmo de Panamá, las experiencias son de antología. La fantástica aventura, al estilo de Julio Verne, cuenta con el apoyo del panameño Pedro Antonio Sosa. Colombia, con la concesión Wyse, autoriza la epopeya en un hábitat malsano y de imprevisibles consecuencias. El Chagres y el corte Culebra son los grandes desafíos.
París especula, el lucro alimenta la corrupción, el juega vivo de los estafadores provoca con sobornos, fraudes y malversaciones, el mayor escándalo bursátil del siglo XIX, solo superado por la quiebra de Wall Street en el siglo XX y los papeles de Panamá del siglo XXI.
Las fiebres mortales acosan con muertes colectivas a los mejores ingenieros franceses. La geografía rechaza el proyecto de un canal a nivel y luego de mil tropiezos acogen la idea de un canal de esclusas, planeado por Joseph Adolphe Godin de Lépinay y acogido por Philippe Bunau Varilla. Gustave Eiffel sobresale con la construcción de enormes compuertas deslizantes, igual a las italianas del canal ampliado. Los millones del despilfarro en Panamá construyen la famosa Torre Eiffel de París.
El escándalo de Panamá derrota a Ferdinand de Lesseps, la bancarrota financiera hace naufragar la ilusión de miles de franceses que ofrecen sus ahorros a una empresa nacional que se consideró patriótica y la cual es burlada por una prensa venal y los sectores bancarios corruptos del país de Carlomagno.
Philippe Jean Bunau Varilla es el artífice del rompecabezas que salva parte de la inversión. El ingeniero, hábil negociador, hace lobby en los círculos de poder de Washington y logra que la ruta de Panamá coincida con Theodore Roosevelt de tener un canal que responda a la geopolítica de expansión del “coloso del norte”.
Bunau Varilla, en audaz juego de ajedrez, cuenta con el apoyo de la Panama Railroad Company y de William Nelson Cromwell, que respaldan el acto separatista de Panamá de 1903. Philippe impone su nombramiento como embajador de Panamá en Washington y firma el Panamá Cede. Bunau Varilla vende las acciones del Canal francés por 40 millones de dólares, beneficiándose de esa transacción. Panamá nunca le perdona el affair y el nombre Philippe llena de escarnio la historia de la nueva república.
El ingenio y faena de franceses, con los mapas topográficos, maquinarias y sobre todo las gigantescas dragas de las excavaciones del corte Culebra, son utilizados por los estadounidenses. La proeza francesa facilita el éxito de los hombres de hierro del big stick. Panamá asimila la arquitectura, costumbres y lenguaje de una cultura de alto relieve. Muchos panameños estudian en Francia.
Canal Francés. La aventura de los franceses en Panamá. Segunda edición, es el compendio en 11 capítulos de los hechos más sobresalientes de la odisea de Ferdinand de Lesseps. La prosa es elegante, el estilo didáctico, el formato y diagramación funcionales. El texto es enriquecido por 189 ilustraciones de mapas, grabados, fotografías, sellos y monedas. El papel es laminado.
Reconozco el esfuerzo literario de Marc de Banville, un francés enamorado de Panamá, igual que al protagonista de la singular novela de Georges Simenon, Barrio Negro.
