Hoy día los panameños tenemos la opción de decidir dónde compramos, si en un supermercado formal de cadenas o si vamos a la tienda del barrio. A diferencia de hace algunos años, esta decisión estaba muy marcada por las diferencias abismales entre ambos negocios, no solo por la infraestructura, sino por la calidad del producto, servicio y qué decir de la comodidad que ofrecía un supermercado.
Hoy día las cosas han cambiando y para bien, el mercado tradicional, casi un 100% en manos de asiáticos, ha sabido darle un giro a esta situación, dándole así al cliente lo que busca, un producto de calidad y a buen precio, y qué decir de la forma en que están construyendo sus negocios brindándoles a sus consumidores la comodidad de un supermercado. Los asiáticos han sabido abrirse paso, seguir creciendo y compitiendo con los gigantes del área, algo digno de admirar y para aprender de ellos.
El canal de comercialización al por tradicional se ha convertido en el objetivo de la mayoría de las empresas para poner sus productos, no solo por lo accesible, sino por ser el canal que crece año tras año. Con solo una conversación con el dueño del negocio y respetando sus márgenes tus productos pueden estar rápido a la venta.
El canal moderno no crece a ese ritmo en ventas, ya que cada vez las cadenas de supermecados tratan de llevar una nueva sucursal más cerca del cliente y esto lo que hace es que los clientes solo cambien de lugar de compra. Por ser negocios mucho más grandes que un negocio tradicional, no tienen la flexibilidad inmediata de precios. Este canal se ha convertido en un negocio difícil para los proveedores, que les toca lidiar cada año con nuevas exigencias de inversiones para poder tener tus productos en los anaqueles.
Si esto no cambia, seguirá el canal tradicional creciendo a paso agigantado y consolidándose como la mejor opción de compra para los clientes consumidores y como la mejor opción para que los proveedores puedan comercializar sus productos.
El autor es gerente comercial
