La ciencia ha recorrido un largo camino para convertirse en una fuente verídica y socialmente respetada de posturas fundamentadas en teorías o leyes empíricamente verificables. Sin embargo, cuando se trata de abordar fenómenos sociales o político-económicos, la ciencia aún tiene una deuda importante, pues la mayoría de las aproximaciones científicas han sido realizadas con grupos pequeños, lo que limita la comprensión de los fenómenos.
Uno de estos fenómenos sociales es la discriminación. Esta se expresa en actitudes negativas por motivos de raza/etnia, afiliación religiosa, diversidad sexual, discapacidad, edad, pobreza extrema, inmigración, lugar de residencia, profesión o hasta el lenguaje.
Las microagresiones y la violencia asociadas a la discriminación son comunes incluso en personas que apoyan movimientos sociales de derechos humanos . Ellas se expresan en conductas como exclusión, golpes, insultos, violencia psicológica, física o sexual, y en el uso de las redes sociales como una plataforma anónima de violencia y acoso.
Las cifras sobre discriminación y sus implicaciones biopsicosociales en Panamá son inexistentes. Aunque existen manuales o guías que abordan fenómenos sociales en grupos humanos específicos, no hay una línea de investigación nacional transversal e interdisciplinaria al respecto.
Esto implica que no conocemos el real impacto de la discriminación sublimada y la agresión a la que se exponen diferentes grupos humanos en Panamá, reestigmatizándolos y perpetuando su invisibilización. En este sentido, es indispensable la investigación científica enfocada en generar evidencias de las violaciones de derechos humanos, para construir mecanismos efectivos que promuevan la inclusión y eviten perpetuar estigmas, prejuicios o estereotipos.
Se requiere de una modificación en la forma en la cual nos relacionamos y vinculamos, para llegar a un punto en que podamos reconocer las diferencias como oportunidades. Esto es indispensable para forjar una sociedad realmente democrática e inclusiva, pues la sostenibilidad social de Panamá depende de que todos logremos vivir en equidad y autonomía.
La investigación científica es esencial para esto. Los investigadores necesitamos reconocer nuestras propias limitantes - incluyendo los temas o movimientos sociales en los que no somos expertos -, para convocar a un diálogo entre las diversas tendencias científicas en pro del desarrollo de la sociedad. La ciencia necesita de personas que puedan llevar los argumentos a quienes los necesitan para contribuir a generar los cambios necesarios para mejorar la calidad de vida para todos.
El autor es psicólogo, miembro del movimiento Ciencia en Panamá.
