En la actualidad, uno de los problemas más graves en la sociedad es el impacto negativo que se genera constantemente en nuestro medio ambiente. Se ataca cada vez más, y a velocidades aceleradas, el lugar que llamamos hogar, razón por la que, cada día, más personas se abocan hacia iniciativas en pro de salvar nuestro ecosistema y de minimizar el impacto que tenemos sobre él.
Panamá y su ciudadanía apuestan por los conocidos estudios de impacto ambiental (EIA) que se definen bajo la Ley General de Ambiente como aquellos documentos que se enfocan en la acción humana y las medidas para evitar, reducir, corregir, compensar y controlar los impactos adversos que pueden causar las malas prácticas a nuestro ambiente. Esta evaluación del impacto ambiental busca también definir previamente las afectaciones que un proyecto pueda ocasionar a un ecosistema, una comunidad y a las personas. Resulta ser de vital importancia la correcta evaluación y seguimiento de las medidas de mitigación de daños, para la aplicación de una política ambiental acorde con nuestra realidad en Panamá, y lo que debemos preservar para mantener el equilibrio ambiental.
En un caso reciente y alarmante, ¿qué sucede con isla Boná? En miras a desarrollar una terminal petrolera y aunque nuestras leyes estipulan que para comenzar cualquier obra se necesita la previa evaluación del impacto ambiental; sin embargo, esto no sucede en Panamá, y ¿por qué? ¿Quiénes se ven favorecidos de ser aprobado un contrato de esta índole, sin la previa evaluación? La respuesta en sencilla: personas y empresas a las cuales solo les interesa lucrar.
Panamá, centro de biodiversidad, según la ley, debe dar prioridad a las políticas públicas de conservación de ecosistemas marinos y terrestres, en zonas hot spot o de altos niveles de biodiversidad biológica.
En virtud de lo anterior, resulta de vital importancia reevaluar los resultados arrojados por los EIA, puesto que en los últimos años hemos visualizado con preocupación que no cumplen con su cometido de minimizar la incidencia de una obra o acción humana sobre el medio ambiente y su correspondiente compensación. La realidad es que se necesita un cambio con urgencia; el planeta no aguantará por mucho más. Es hora de que todos juntos formemos parte del cambio y ayudemos a que el impacto que generamos sea mínimo. Que, junto a correctas evaluaciones por parte de los gobiernos que nos rigen, creemos instrumentos de apoyo sostenible. Como población, no debemos callar cuando proyectos de diversa índole amenacen nuestro hogar y el de miles de especies.
La autora es estudiante de maestría - UIP