Cuando hablamos de instrucción nos referimos al proceso de adquisición de conocimientos que generalmente conduce al desarrollo de habilidades, destrezas y hábitos en quien los adquiere. Mediante la instrucción se capacita o adiestra para que el individuo esté en posibilidad de realizar un tipo de trabajo específico.
A veces nos referimos a instrucción y educación como sinónimos. No lo son. Educación es el desarrollo de sentimientos, convicciones, voluntad, carácter, en general, concienciación en valores y solidaridad. Un analfabeto puede educar, mas no instruir. De la misma forma, un individuo muy instruido puede no ser educado ni estar en capacidad de educar.
La educación es un proceso social de valores normativos que nutren la formación integral del individuo y su función es impulsar y desarrollar la actuación o conducta social del ser humano. Este proceso se inicia en la familia y continúa en ella con el apoyo de la sociedad (escuela, medios, modelos, refuerzos, entre otros).
Existe una variable individual y corresponde a la singularidad de cada individuo. Sabemos que podemos nacer, crecer y desarrollarnos en el mismo entorno y aun así, con seguridad, actuar de forma diferente. Nos referimos a la personalidad, y algunos rasgos de esta son únicos e inalterables.
La instrucción se da en todos los niveles del sistema escolar. La escuela también debe y puede educar, pero difícilmente podrá hacerlo en el sentido estricto de la palabra, si esta educación no se inició en el hogar, ni se refuerza en el medio.
La educación, además, es un proceso totalmente transversal que nos hace libres para decidir con los criterios, valores y particularidades de cada cual. Lo importante es que, al final del día, como adultos, reconozcamos que somos dueños de nuestras opiniones, de nuestros comportamientos, de nuestras decisiones y sus consecuencias.
A pesar de que nos educamos hasta el final de nuestros días, tan pronto llegamos a la adultez, tenemos que empezar a pensar sobre cómo deseamos que nos recuerden cuando ya no estemos aquí; trazarnos un plan con propósitos para nuestro crecimiento positivo integral, que se traduzca en un legado que aporte a la mejor educación de nuestra descendencia y la sociedad.
Esto nos llevará a comportarnos de acuerdo con esa visión que tenemos de nosotros mismos y con respecto a los que nos rodean. Esto es parte de la educación, no de la instrucción.
