En el Centro Regional Universitario de Colón, se han llevado a cabo eventos académicos que han centrado la atención en los problemas educativos, culturales y económicos de Colón.
Desde luego, una región que tiene una rica historia, aún por desvelar, hace esfuerzos por medio de sus instancias educativas para pensar y repensar sobre su pasado para tener cabal comprensión de su presente.
Una de las formas para analizar la realidad de Colón, y principalmente la referida al asunto cultural, atiende las realizaciones individuales, pensando tal vez que ellas caracterizan o al menos definen a la sociedad. Esta manera de ver el asunto considera el éxito particular en lo político, académico o económico -sin importar lo legítimo o no del mismo- como lo trascendente, y no el aporte social.
No es cierto que únicamente deba medirse el desarrollo de la sociedad o determinar lo culturalmente “exitoso” de Colón por el triunfo de las llamadas personalidades, muchas de las cuales, alejadas del terruño que los vio nacer o que los acogió, optaron por el olvido, por el alejamiento o cuando no, por el rechazo para no verse “manchados” por las pésimas consideraciones que se tiene sobre este lugar del país.
No cabe duda de que Colón ha producido: “premios Miró”, presidentes y vicepresidentes de la República, campeones mundiales de boxeo, magistrados de la Corte Suprema de Justicia, ministros, altos dirigentes políticos, empresarios, artistas, medalla de oro olímpica, poetas, pintores, médicos, educadores, economistas y monseñores.
De esto tiene Colón que vanagloriarse, pero igual hacer el pertinente balance para medir los aportes objetivos que han dado a la sociedad colonense, pues a pesar de todo el éxito de las individualidades, agoniza material y espiritualmente.
De manera que los que hacen los análisis no solamente deben detenerse en el nombre de las figuras, sino escudriñar también en su papel social, escrutinio que al hacerlo tendría que arrojar interesantes resultados.
Hay héroes anónimos, que sin la vistosidad y la popularidad que da el “éxito”, están diariamente contribuyendo con la construcción de un anhelado, nuevo y distinto Colón, que se resiste a desaparecer. A esos hombres y mujeres, fijados de manera raigal a esta tierra, poco o nada se les menciona, como ocurrió con una vetusta vendedora de periódicos, quien fue homenajeada por el Consejo Municipal de Colón en las pasadas fiestas patrias, en un acto que pasó desapercibido. En verdad, cuesta el reconocimiento a quienes con su sudor, sus bondades, sus desaciertos, sus sacrificios y sus pesares están aquí haciendo la patria chica, sin siquiera pensar en cambiar de tolda, abrigando la esperanza de una sociedad mejor.
De pronto nos quedamos interpretando y no transformando a Colón.
El autor es docente universitario
