Un país como Panamá, con todas las oportunidades que la rodean, debe tener un hilo conductor que nos lleve a un bienestar para todos los panamenos. Dicho relato debe comenzar con las grandes ideas y proyectos ya realizados desde la fundación de la República, sin menospreciarlos, continuar con los proyectos actuales, como lograr el desarrollo turístico del país o lograr cumplir el sueño del hub logístico en la zona continental que nos corresponde. Esto no se logra sin plantear lemas o principios con los que las políticas estatales deben siempre confrontarse. Estos lemas serían la piedra angular de la nacionalidad y de una nueva Constitución.
Estos se fundamentarán en una proposición que aunque tenga mecanismos propios de la libre empresa, no es menos evidente que la pobreza extrema del país requiere una serie de estructuras y medidas de protección a los derechos indígenas y de los más vulnerables. Esto implica una política agraria y minera orientada, transporte y servicios públicos con leyes que eviten la formación de carteles y una política dirigida al pago de la deuda externa a través de la creación de mercados de libre empresa donde se garantice la competencia leal.
El primer lema sería bienestar para todos y bienestar mediante la competencia; el primer postulado marca la finalidad y el segundo el camino que conduce al fin.
Esto nos lleva al segundo, estabilidad de la inflación con el control de la cantidad de dinero entrante al sistema. El tercero, libertad de consumo y libertad de actividad lucrativa, debe estar enraizado en la mente de todos los nacionales y extranjeros partícipes del sistema. El cuarto lema sería la prohibición total de carteles económicos, lo cual redundará en garantizar la competencia de los mercados internos. El último lema para Panamá o la síntesis de todas las recomendaciones o lemas para nuestros gobernantes sería velar por combatir las fallas de mercado, principalmente las de los mercados de profesiones liberales.
Estas medidas puntuales afectarán positivamente los tres sectores de nuestra economía y permitirán el crecimiento, desarrollo y evolución de las muchas actividades económicas que hacen falta empiecen a desarrollarse en el país. Verbigracia, mercados de valores, futuros, mercados de industrias específicas y mercados agropecuarios eficientes. La idea principal es a través de la competencia interna, crear empleos e impuestos, permitir el ingreso de nuevas actividades y de esta forma permitir la libre oferta y demanda que beneficie a las clases más populares.
La forma de garantizar el cumplimiento de dichas políticas no está en redactarlas y plasmarlas en una Constitución. Se alcanza con una adecuada forma de aplicación de las normas, lo cual solo se logra con el respeto al debido proceso y el respeto absoluto a los jueces, a quienes les toca traducir dichas políticas a la realidad. Con los juicios, con participación del público y con la hermenéutica jurídica actual podemos reducir complejidades con fallos justos para todos los participantes de este nuevo Panamá, camino hacia el primer mundo.
El autor es abogado
