La luz del sol es necesaria para la vida en el planeta. Esta contiene radiaciones electromagnéticas con diferentes longitudes de onda. Entre los 100 y 400 nm de longitud de onda se encuentran los rayos ultravioleta, los cuales inciden en nuestro organismo, con un efecto acumulativo, a lo largo de toda nuestra vida.
Múltiples estudios han demostrado la degradación oxidativa e inflamación que produce la radiación ultravioleta sobre los ojos, como: fotoqueratitis (inflamación de la córnea), pterigion (crecimiento de la conjuntiva sobre la córnea), cataratas (opacificación del lente natural del ojo), daño fotoquímico a la retina (sensor natural dentro de los ojos) y aumento en el riesgo de cáncer en la piel de los párpados.
En Panamá, las cataratas lideran las causas de ceguera, y la Organización Mundial de la Salud estima que el 20% son inducidas por exposición a la luz solar. Anualmente, Panamá podría rondar las 500 cirugías de pterigion, con riesgo de recurrir si persiste la exposición solar. La Dra. Ivonne Alvarado descubrió en 2013, en el Hospital Santo Tomás, que el uso del medicamento meloxicam acorta el tiempo de recuperación y mejora la tasa de éxito de las cirugías de pterigion.
Sin embargo, el mejor abordaje es prevenir y educar. Es recomendable el uso de lentes de sol que cubran la mayor superficie de piel periocular posible. La principal interrogante suele ser cuál material y filtro escoger. La Dra. Cloribel Noriega encontró en la Universidad Especializada de las Américas (Udelas), que el policarbonato filtra la totalidad de la radiación ultravioleta, mientras que el material CR-39 requiere de ser tintado, polarizado o fotocromático, adicional al filtro ultravioleta para lograr el mismo efecto.
Cuidar la salud ocular a través de la protección es buena práctica.
El autor es oftalmólogo y miembro del movimiento Ciencia en Panamá
