Llevo años defendiendo la idea de que quiero ser una mujer independiente, que tengo metas específicas en las que me voy a enfocar y no hay nada que se va a meter en mi camino. Llegué a decir “no, yo no me voy a casar, yo quiero estudiar y tener una carrera exitosa y viajar por el mundo”. También solía sorprenderme cada vez que alguien de mi edad se decidía casar. “¿Está loca? Hay tantas cosas que tiene aún por hacer…”. Pero, ¿quién soy yo para definir las prioridades de otras? Peor aún, ¿quién soy yo para criticarlas? Me he identificado como feminista desde que escuché sobre este concepto, pero hay veces que, sin querer, me comporto como una mala feminista.
Me alegra ver que las jóvenes panameñas acogen el término de feminismo con gran orgullo y se identifican con él. Lo que me preocupa es que esto sea solo porque ser feminista está de moda y dejemos de interiorizar lo que ser feminista realmente implica.
Hablo de cuando una no se maquilla para probar el punto de que todas somos bellas por naturaleza, pero critica a aquellas que deciden expresarse usando sus rostros como lienzo. Hablo de cuando una elige enfocarse en su carrera profesional, pero juzga a la que elige formar una familia, y viceversa. Hablo de cuando nos autonombramos jueces de otras mujeres cuya sentencia dictamos basadas en su número de compañeros sexuales, el escote de su ropa, su carrera profesional, su estado civil o la marca de su cartera. Mientras que cuando se trata de hombres, nada de esto nos parece relevante.
Hablo de cuando empezamos por describir a otra mujer con adjetivos como “linda” o “bonita” y dejamos para último –si es que lo incluimos- “inteligente” o “perseverante”. Hablo especialmente de cuando escuchamos este tipo de comentarios y lo dejamos pasar con una sonrisa sutil, así como que nada grave ha pasado, nadie ha sido herido en esta batalla. ¿Por qué entre nosotras mismas tenemos que justificar nuestras acciones a tal nivel de detalle, en lugar de enfocarnos en las batallas que realmente importan? Desigualdad salarial, falta de mujeres en puestos de liderazgo, categorización de carreras profesionales para hombre o para mujer, e incluso, juguetes para niño o para niña.
Si ser feminista significa creer en la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, entonces, identificarse como feminista es algo bueno.
La autora es especialista en Desarrollo Internacional
