Estaba en la iglesia de Don Bosco cuando avisté por la ventana las paredes y techos de apartamentos que están al lado, y comenté con alguien sobre la enormes manchas de mugre vieja; el óxido de los metales en verjas y puertas; así como la proliferación de ratas, perros callejeros e indigentes, en los rincones llenos de basura acumulada.
Me puso a pensar en edificios como el estadio Juan Demóstenes Arosemena (y muchos otros), hechos un asco; bastantes a medio construir, invadidos por la maleza y enredaderas, de donde asoman puntas de barrotes, indicando que la obra nunca tuvo un acabado, y menos un mantenimiento metódico. Proyectos de construcción, inconclusos o completados, pero sin tomar en cuenta lo que el paso del tiempo y nuestro clima tropical deteriora poco a poco.
Me impacta mucho la visión de los que duermen en las calles con suciedad. Su estado de abandono personal y falta absoluta de higiene. He pensado incluso hacer una investigación de qué los llevó a esa vida.
Pongamos que descubrimos una fea erupción en una parte de nuestro cuerpo. Lo más probable es que acudamos a un centro de salud para que nos la alivien. Eso es mantenimiento corporal, como lo es bañarse, lavarse los dientes, lavar la ropa sudada; barrer, trapear, limpiar la refrigeradora, baño, etc. Somos incapaces de olvidar el desodorante y también limpiamos nuestros calzados si pisamos lodo; o la cara, si nos salpicó un charco por la premura de un conductor irresponsable.
Si hacemos mantenimiento de nuestras viviendas y oficinas; cortamos el césped, lavamos ventanas y recogemos la basura, planchamos, nos cortamos las uñas, el cabello, etc., es porque tenemos como reflejo vital necesario el mantenimiento.
¿De dónde sale la desconsideración de algunas autoridades, que construyen y no incluyen el mantenimiento de tantas obras? ¿Y qué del horror de escuelas, semidestruidas, baños asquerosos y heces fecales de animales, (palomas)? En vez de realizar un eficiente plan de mantenimiento en vacaciones escolares; se proponen soluciones tan absurdas como las de un diputado que sugirió "que hicieran sopa de palomas" para los alumnos?
Los edificios de elegantes oficinas públicas son tan importantes como las escuelas y viviendas de la gente más pobre.
¡Basta de tanta irresponsabilidad!
El autor es psicólogo, docente y escritor.
