En días pasados pude presenciar el partido entre Rusia y España en los octavos de final del Mundial. Sin duda que prima facie se veía a España como amplia favorita para llevarse el triunfo, no solo por su plantel de estrellas, sino también por su vistoso y artístico fútbol. No obstante, en este partido se enfrentaban a Rusia que, a pesar de no tener jugadores tan talentosos, famosos y experimentados como los españoles, fueron muy disciplinados en los 120 minutos que duró el partido.
España dominó completamente el balón y el partido, pero, por el lado de Rusia, demostraron una disciplina perfecta al nunca salirse de su plan de juego, que consistía en una marca férrea y no dejar ni un solo espacio libre. Esto significó renunciar en gran medida a la posesión del balón y a la ofensiva, que es lo que todos los equipos desean hacer, atacar y marcar goles. Y en esto radica la virtud del técnico y jugadores rusos, al ver sus limitaciones técnicas comparadas con la habilidad de los españoles. Supieron desde un principio cuál era su estrategia a seguir, que a pesar de ser difícil y un tanto aburrida, nunca se desapegó de la estrategia del colectivo, ya que de ocurrir, por lo menos un error que provocara un espacio, España se habría llevado el triunfo.
Esta victoria rusa nos deja una gran lección, que consiste en el poder que tiene la disciplina y el autoanálisis contra el talento, ya que cada persona debe conocer sus fortalezas y debilidades, partiendo de allí para poder planear y ejecutar una estrategia que vaya de acuerdo a sus posibilidades, y si se realiza con la disciplina necesaria, llegará a un punto donde se impondrá inclusive sobre la persona que tiene más talento en esa determinada área.
Ahora, soy de los que piensan que con el talento se nace, y no se hace. Sin embargo, el talento es solo un adelanto o ventaja que tienen ciertas personas al momento de una determinada competencia en la vida, pero si se trabaja con disciplina y apegados a la estrategia, tarde o temprano el poder de la convicción proveniente de un autoanálisis y no crear una estrategia basada en quimeras, se puede triunfar y lograr la victoria sobre el talento nato. Para ello se necesita inteligencia para realizar el análisis y disciplina para poder apegarse al plan y ejecutarlo. Ergo, para no rendirse jamás, primero hay que pensar.
El autor es ciudadano
