En 1986, se realizó en Panamá el Miss Universo. Previo al certamen se desarrolló una campaña mediática, con un eslogan muy de la época, con el que se buscaba resaltar las bondades naturales, tecnológicas, estructurales y humanas del país.
El eslogan decía: “My name is Panama” (Mi nombre es Panamá), tenía canción y caló en todo el territorio. Miles de artículos promocionales se veían en las calles, en el día a día de un país políticamente afectado en esa época. Inclusive, con el pasar del tiempo, surgieron prendas con el dichoso eslogan y 30 años después aún se ven. Fueron años curiosos, en los que recibíamos con sonrisas al mundo, y se prestaba atención a nuestro país. El tiempo y las circunstancias le han hecho un considerable daño a nuestra marca país.
Sin muchos estudios, y casi instintivamente, Panamá utilizó esa marca muy pegajosa que, en opinión de muchos expertos, nunca debió retirarse.
En el gobierno de Mireya Moscoso, a principios del milenio, hubo otra campaña muy exitosa (de la que participamos) denominada: “Panamá: La ruta por descubrir) que era como una extensión de la de 1986. Sabíamos, entonces, que la marca país es la mejor herramienta de promoción y divulgación. Sabíamos que es muy conveniente para una nación ser identificada por una frase, lema o marca, de manera que se le facilite a los potenciales turistas y visitantes identificarlo como destino. Pero es un concepto que requiere continuidad. Hoy no podemos decir que somos una cosa y, al día siguiente, ponerlo en duda. Tampoco se debe mostrar un logotipo y después cambiarlo, porque confundimos el mensaje que queremos dar y, con mayor razón, confundimos la percepción que tiene el visitante sobre nosotros.
La marca país es un tema de Estado y aunque se siente y se utiliza con prominencia en el sector turístico, debe ir más allá y ser utilizada en la producción nacional, en las exportaciones y en el comercio exterior. Es decir, todo lo que salga del país debe llevar un sello de Panamá asociado con una imagen, como lo hizo “My name is Panama”.
Lastimosamente, los constantes cambios que hacen los gobiernos en los logotipos y los eslóganes utilizados, han impedido que un solo lema e imagen se mantengan con el tiempo.
Hoy nos enteramos de que Panamá estará presente en 24 ferias internacionales, 6 eventos en Estados Unidos, 7 en Europa y 2 en Asia en 2017, según la Autoridad de Turismo de Panamá. Sin embargo, no tenemos una verdadera marca país. Lo que sabíamos antes (y parece que ya hemos olvidado) es que el turismo local es más que una actividad socioeconómica, inconscientemente, es parte del panameño. Por nuestra posición geográfica, la vida nos ha destinado a ser un puente entre las Américas. Es un estilo de vida del que todos los panameños formamos parte –colaboradores institucionales y comunidad en general–, porque a todos y a cada uno nos corresponde promover y divulgar esta actividad, como lo hicimos en 1986.