En mis clases de psicología del consumidor, pregunto a mis alumnos sus fantasías: “volar”, “adivinar pensamientos”, “convertir en oro los objetos”, “hacerme invisible para saber qué hablan dos personas”, “predecir el futuro”. En su libro El Hombre y sus símbolos, Carl Jung afirmó que el ser humano tenía la necesidad de creer en algo superior, por eso las civilizaciones adoraban los tótems y tabúes, o animales como el jaguar o el águila, o fenómenos naturales como el relámpago o la luna llena. Su influencia en mi vida estudiantil universitaria fue tal, que llegué a abandonar la religión católica de mis años del Colegio San Agustín, y que afortunadamente he retomado con alegría y paz espiritual.
Con la madurez, entendí que el pensamiento mágico es inherente al ser humano, y lo utiliza la mercadotecnia, que “por tu compra te obsequia un cupón para ganarse algo”, ¡que tomas esperanzado!
Las religiones son otra cosa distinta, porque son fenómenos masivos que de alguna forma revelan la posibilidad de la comunicación con un ser superior, llámese Jehová, Dios, Jesús, san Judas Tadeo o Mahoma. Cristianos , hebreos, mahometanos y budistas.
Toda una constelación de apariciones de la virgen (madre de Jesús ) en diferentes partes del mundo, con testigos y pruebas inexplicables, como el manto de Juan Diego con la estampa de Guadalupe, cuyos materiales y tintes nadie ha podido dilucidar de qué están hechos. Todas las lecturas y documentos con más de 2 mil 500 años han creado un código moral escrito, como la Biblia o el Corán; de conducta entre el bien y el mal (valores que muchos de sus feligreses se esfuerzan por seguir al pie de la letra, iluminándoles su existencia o transgreden por razones múltiples). El hogar o la comunidad en la que viviste, la época que te tocó vivir, la educación laica o religiosa que tuviste en la escuela, una personalidad agnóstica o propensa a adversar las normas .
Es necesario respetar las creencias de cada persona y aceptar su estilo de vida y valores religiosos para vivir en paz. Solo así se manifestará la espiritualidad, que además del cuerpo carnal, habita en todos los seres humanos, con miles de ejemplos de vida e inexplicables milagros.
El autor es psicólogo, docente y escritor