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DESARROLLO HUMANO

Pobreza y salud, dos caras de una moneda

Pobreza y salud, dos caras de una moneda
Pobreza y salud, dos caras de una moneda

Con el lanzamiento del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), herramienta de políticas públicas que nos permite medir la pobreza en Panamá, tomando en cuenta otros factores además del económico (Educación, Vivienda, Ambiente, Salud y Trabajo), podemos hacer una mejor relación entre el estado de salud y el nivel de pobreza de los hogares, y resulta fácil inferir que las privaciones en materia de salud son tanto causas como efectos de la pobreza, y por tanto, la pobreza es un factor de riesgo de morir prematuramente, y Panamá no escapa de esta realidad.

Un estudio reciente publicado en la revista médica The Lancet hace referencia a este tema y puntualiza que el bajo nivel socioeconómico (medido multidimensionalmente) es un indicador de morbilidad/mortalidad prematura. La pobreza disminuye, en general, la esperanza de vida en dos años, más que la obesidad y muy cerca de la hipertensión arterial.

La administración decidió implementar un programa de becas para profesionales de salud para poder aumentar el recurso humano en estas áreas. Esto debe respetarse cuando vengan graduados y poder así mejorar la proporción de profesionales de salud con respecto al aumento de la población.

Si analizamos la realidad en nuestro país desde esta perspectiva, tenemos, por ejemplo, que la esperanza de vida al nacer (años promedio de vida proyectados de las personas al momento que nacen) es 10 veces menos en las áreas comarcales que en el resto del país.

El recurso humano en salud en estas áreas es hasta 15 veces menos que en las áreas urbanas. Los índices de mortalidad y morbilidad son completamente distintos. Cuando en áreas urbanas la gente se enferma y muere de enfermedades no transmisibles (diabetes, presión alta, corazón, cáncer, etc.), en las áreas rurales las enfermedades infecciosas y la desnutrición son las causas de sus desdichas en salud, típicas de los países subdesarrollados.

Lo anterior sustenta la importancia y la necesidad de abordar los determinantes sociales de la salud, cuya desatención se traduce en causas de pobreza, en sus distintas dimensiones. Para mejorar el estado de salud de la población debemos mejorar estos determinantes sociales.

Dicho esto, el abordaje de los determinantes sociales de la salud y las diferentes dimensiones de la pobreza, nos podemos percatar de que la salud no es competencia exclusiva del sistema de salud; se requiere de una visión integrada del Estado. Esta es la visión que se está aplicando desde el Gabinete Social, con la asesoría de la Comisión de Alto Nivel para la transformación del sistema de salud de Panamá.

Panamá acaba de ser catalogada por el Foro Económico Mundial como el país de América Latina con mejor índice de desarrollo inclusivo, que mide el progreso económico entendido más allá del producto interno bruto (PIB), tomando en cuenta inclusión y equidad.

Esto básicamente indica que se está reduciendo la desigualdad, lo que demuestra que hay políticas que empiezan a dar resultados en la ruta correcta. Aún quedan desafíos importantes que requieren el apoyo de todos, un poco más de acción que de intención. Dejémonos de promesas políticas partidarias y vayamos al campo a poner lo mejor de nuestras capacidades para ayudar de verdad en lo que la gente necesita para mejorar. Seamos pues, protagonistas y no víctimas de nuestro destino.

Panamá está proyectado a ser el país con mayor producto bruto interno (PIB) en el año 2020, pero esta riqueza debe llegarles a todos. Me parece que la Jornada Única Escolar es una estrategia importante porque aumenta la competitividad de nuestros jóvenes y no debemos permitir la pérdidas de talento por falta de acceso.

Por otro lado, la administración decidió implementar un programa de becas para profesionales de la salud para aumentar el recurso humano en estas áreas. Esto debe respetarse cuando vengan graduados y poder así mejorar la proporción de profesionales de salud con respecto al aumento de la población.

En esta administración se ha invertido mucho en estas dimensiones que mencionamos en el primer párrafo, pero debe ser política de Estado y continuarlas en las siguientes administraciones para poder ayudar definitivamente al que más necesita (equidad) para lograr un país desarrollado y en paz.

Salgamos, pues, todos de nuestra zona de confort para ayudar al que menos tiene y contribuir, como debe ser, a un mejor país para todos.

Panamá necesita de todos sus habitantes para esta gran tarea. La meta debe ser: nadie rezagado.

El autor es ministro de Salud


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