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DESENMASCARANDO MITOS

Reflexiones sobre las vacunas

Hace una semana empezó a circular en redes sociales un anuncio del grupo antivacunas, por lo que, por respeto a la población, me he visto obligado a volver a escribir algo de los beneficios de las vacunas y sus mitos.

El miedo por las vacunas entre los niños está más cerca del miedo a la inyección que al biológico; entre los padres, mayor es el miedo al biológico; y entre quienes no son niños y entre los adultos mayores, no es miedo, es quizás desconocimiento.

El beneficio que las vacunas le ha traído a la humanidad es indiscutible y gracias a ellas se han evitado grandes cantidades de enfermedades y muertes. Sin embargo, existen grupos que se oponen a las vacunas (los llamados antivacunas), algunos basados en consensos falsos y otros guiados por ideologías políticas y creencias religiosas, que bien pueden calificarse de nocivas.

Reflexionemos, entonces, sobre algunos mitos que se alegan sobre las vacunas:

1. En Panamá la polio y la rubéola están eliminadas y no hay necesidad de vacunarse contra esas enfermedades. Falso. La eliminación de la forma “salvaje” de la enfermedad porque la población ha sido vacunada apropiadamente no significa que niños aún no vacunados, o que aún no han completado el número de dosis de la vacuna, no estén en riesgo de contraer la enfermedad “importada” de otros países donde esas enfermedades no han sido aún erradicadas. Continuar vacunando es necesario para protegernos.

2. Recibir múltiples vacunas el mismo día o vacunas para múltiples enfermedades aumenta el riesgo de los efectos adversos. Falso. Todos los días los niños están expuestos a una infinidad de antígenos, desde los alimentos que ingieren hasta las bacterias y virus con los que cohabitan sus amiguitos y los lugares donde habitan o juegan. Las vacunas son antígenos que provocan una respuesta con la formación de anticuerpos, así como hacen las infecciones virales y bacterianas en el curso de los años y la vida. Tener vacunas con 2, 3, 4, 5 o 6 antígenos para 2, 3, 4, 5 o 6 enfermedades, no tiene ningún riesgo de inhabilitar o bloquear el sistema inmunológico, ni el de aumentar los efectos adversos del biológico utilizado.

3. Vacunarse con fiebre es malo. Falso. Con síntomas leves se puede vacunar sin complicaciones. Lo que se evita es precisamente que las personas crean que sus síntomas sean secundarios a las vacunas y “satanicen” las mismas. Pero no hay disminución de la protección ni agravamiento de los síntomas.

Es cierto que las vacunas pueden producir algo de síntomas locales, e incluso fiebre en algunos casos, pero son los menos.

4. La vacuna contra el sarampión es la causa del autismo en los niños. Falso.

Hace ya buen rato se denunció que la publicación que asoció el autismo con la vacuna contra el sarampión es fraudulenta y a su autor principal se le retiró su licencia de investigador y médico, no puede ejercer ninguna profesión de estas, y es prófugo de la justicia en Inglaterra. Recientemente se ha querido señalar que la vacunación contra la influenza en la mujer embarazada causa autismo en su bebé. Un estudio recientemente concluye que no existe tal asociación tampoco y que de hecho, la vacunación contra el flu de temporada es altamente recomendable en mujeres embarazadas.

5. La vacuna contra la difteria, tos ferina y el tétanos (DTP) es causa de la muerte súbita de cuna. Falso. La muerte súbita de cuna o SIDS, por sus siglas en inglés, es una muerte que aún no tiene explicación. La muerte de cuna es frecuente en los primeros meses de vida, y coincide con el inicio de las vacunas para los niños pequeños, y la vacuna de difteria, tos ferina y tétanos es una de ellas. Esa asociación es la que ha llevado a algunos a creer que esta aseveración falsa es correcta. Es falsa.

6. La mayoría de los que se enferman están vacunados. Falso.

Esta falsa aseveración proviene de grupos antivacunas para desprestigiar la capacidad de protección de las mismas. Es necesario que entendamos que las vacunas nunca protegen 100% a los vacunados. La mayoría de las vacunas que usamos hoy día son eficaces en el 85% al 90% de quienes las reciben. Factores como el estado nutricional de la persona pueden incidir en la respuesta inmune del individuo.

7. Las vacunas introducen tóxicos en los cuerpos de los niños como el formaldehido, el mercurio y el aluminio. Falso. Las cantidades de formaldehido en las vacunas son inferiores a las cantidades que nuestro propio cuerpo produce durante los procesos metabólicos.

Las vacunas no tienen presencia de mercurio tóxico para los humanos. El mercurio de las vacunas es el etil mercurio, que no es tóxico, diferente del metil mercurio, que sí lo es y que no se usa en la manufactura de las vacunas.

El aluminio abunda en la Tierra.

Se ha calculado que la exposición diaria al aluminio es del orden de 10-15 mg, y la obtenemos de los alimentos y se excreta por la orina. El aluminio presente en las vacunas está en cantidades muy pequeñas y no es tóxico.

El autor es ministro de Salud 


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