Ateo: que niega radicalmente la existencia de Dios.
Agnosticismo: conjunto de ideas filosóficas que declaran que los seres humanos no pueden comprender lo sobrenatural y lo divino, especialmente la existencia de Dios.
Iconoclasta: se dice de la persona enemiga de los signos y emblemas, ya sea religiosos, políticos o deportivos. Persona que rechaza cualquier valor establecido.
Enhorabuena para todos los ateos, agnósticos e iconoclastas que están manifestando sus ideas en distintos medios de comunicación.
Generalmente, son personas muy inteligentes, educadas, comunicativas y respetuosas, de las cuales podemos aprender sobre muchas facetas.
Leo con satisfacción sus artículos que aparecen en periódicos y revistas. Contienen enseñanzas que podemos llevar a la práctica y difundirlas a nuestra familia. Lo mismo ocurre cuando los escucho y veo por medio de la radio y la televisión.
Tienen, además, ideas distintas en algunos aspectos y debemos respetárselas y respetarlos. Es la base de la convivencia de una sociedad en donde encontramos innumerables maneras de pensar y actuar. De no ser así nos considerarían como autómatas.
Pero, que lástima que existe un ateo como Sáez – Llorens (le doy el mismo tratamiento que utilizó con nuestro querido y respetado papa Francisco).
En un escrito suyo titulado “Carta pública a Bergoglio”, aparecido en La Prensa el 13 de enero de 2019, se denomina “pediatra, investigador científico y humanista”. Pediatra, sí; investigador científico, sí; humanista, lo dudo.
Dos de las acepciones de la palabra humanista dicen:
- “Persona versada en las humanidades”.
- “Filósofo cuyo pensamiento se basa en el desarrollo de las cualidades fundamentales del ser humano”.
En sus denominaciones no dice que es filósofo, así que vamos a entenderlo dentro de la primera acepción.
El humanista debe saber que mucho de su actuar está relacionado con la compasión, amor y bondad hacia los otros; algo que a Ud., Sáez – Llorens, le he oído y leído en diversas ocasiones. Da gusto leerlo y oírlo cuando interviene en lo relacionado con su profesión, con enfermedades infecciosas, con investigaciones que se realizan al respecto.
El problema suyo Sáez – Llorens, es con la religión, principalmente con la católica. Es un resentimiento rayano (que está cercano o próximo) al odio. Tiene una molestia que nos induce a pensar que hay algo en su pasado, relacionado con lo religioso, que no lo deja vivir tranquilo, que no le permite encontrar la paz. Está usted dominado por una obsesión: Dios. Es una idea fija que se ha apoderado de su espíritu. Usted piensa más en Dios que muchos católicos. Para tratar de solucionar su problema le puedo aconsejar consultar con un psicólogo o un psiquiatra, para lo mental o con un sacerdote, para tratar lo espiritual. Le aseguro que tendrá cambios extraordinarios en su manera de pensar.
En su artículo que hemos mencionado, despotrica contra la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) y la visita del papa a Panamá, sobre “la más grande depredadora sexual de menores de la historia”, contra san Juan Pablo II, contra los párrocos y algunas de las creencias de nosotros los católicos.
Pero a pesar de eso, respetamos sus opiniones y lo dejaremos vivir con el oscurantismo que no le permite ver más allá de la medida de su nariz.
Sáez -Llorens, respete las ideas y la forma de vivir de los demás. Creemos que continuará manifestando su disconformidad con todo lo relacionado con la religión, especialmente con el catolicismo, pero tenga la seguridad de que no podrá conseguir que renunciemos a nuestras creencias, que nos han permitido continuar viviendo con la fe de que existe un ser superior que llamamos Dios.
Cuando regresó Yuri Gagarin, cosmonauta ruso, a la Tierra luego de permanecer en el espacio, le preguntaron si había visto a Dios, y contestó que no, por lo tanto, no existe.
A un famoso neurocirujano, luego de efectuar una operación al cerebro de un paciente, le preguntaron si había visto al pensamiento, y contesto, no, pero existe.
Cuando a los ateos les preguntan si creen en Dios, con mucha seguridad contestan que no. Pero me queda la satisfacción de que con esa respuesta aceptan su existencia, pero que no creen en Él.
En cuanto a la JMJ, ya se están viendo resultados. Durante la prejornada, los jóvenes peregrinos estuvieron desarrollando diversas actividades en los “Días de Diócesis”. Se relacionaron con los habitantes de las comunidades, limpiaron playas de desperdicios que nosotros tiramos, visitaron hogares de ancianos, intentaron integrarse a nuestras costumbres, etc. Todo es positivismo. Cito dos momentos extraordinariamente narrados por los periodistas Ohigginis Arcia Jaramillo e Irma Planells en el artículo “Panamá es el cielo”, aparecido en La Prensa el 19 de enero de 2019. El primero, ocurrido en el Hogar Leonístico para Ancianos de Azuero, en La Arena, Herrera, durante la visita que hicieron peregrinos de varias nacionalidades. La maestra jubilada Carmen Moreno, de Los Santos, resume el acto así: “Nos sentimos orgullosos de recibir a tantos peregrinos. Estamos abriendo los brazos al mundo”.
El segundo sucede en Penonomé, Coclé, cuando Bonga Mkhize, peregrino y sacerdote en Sudáfrica, dice: “Panamá es el cielo” y hace alusión a que “en Panamá las personas son más amables que en mi natal Sudáfrica”.
Ahora que terminó la jornada, le sugiero a Sáez-Llorens documentarse acerca de todo lo positivo que quedó en la gran mayoría de los panameños.
Sáez-Llorens, si para Ud. y “un grupo creciente de panameños reflexivos e iconoclastas, tanto la realización de la JMJ como su próxima visita a territorio istmeño, resulta irritante”, le sugiero que lea el “Hoy por hoy” del periódico La Prensa, correspondiente al sábado 19 de enero de 2019. Y no creo que el grupo de panameños a que se refiere sea tan creciente.
Además, puede leer el artículo La Jornada Mundial de la Juventud y el país soñado, del escritor Carlos Fong, en el mismo periódico y en la misma fecha.
En relación a su comentario dirigido al papa: “No asuma que en este país todos somos borregos de fe…”, debió explicar a cuál significado de borrego se refirió; al que dice: “Mamífero rumiante doméstico, de aproximadamente 70 cm de altura cubierto de lana” o al que dice: “persona dócil que se somete a la voluntad ajena”. Aclare, porque estoy seguro de que muchos de los que leyeron su escrito, pensaron en el animal.
Y aquí termino, porque no quiero seguir comentando sobre el exabrupto de Sáez-Llorens.
Exabrupto: dicho, gesto o ademán brusco e inesperado que se expresa como descortesía o insolencia.
El autor es profesor de pedagogía, jubilado.

