Salud mental: de la teoría a la práctica

Salud mental: de la teoría a la práctica

Promocionado por la Federación Mundial de Salud Mental, el 10 de octubre es el Día Mundial de la Salud Mental. El objetivo es crear consciencia y educar sobre este tema. En Panamá iniciamos en el mes de septiembre con el panel educativo Rompamos el Silencio. En la mayoría de los paneles alguno de los participantes preguntó cómo ayudar a un familiar o amigo a buscar ayuda. Cómo hacer si uno mismo tiene ideas suicidas recurrentes. Estas preguntas me hicieron pensar en cómo llevar la teoría que enseñamos y los conocimientos que tenemos a la práctica.

Para ayudarnos a pensar sobre esto voy a inventar un caso. María lleva largo rato sintiendo que la vida es muy injusta. Su madre murió cuando ella tenía solo 5 años. Su padre intentó cuidarla, pero su propia depresión le hacía difícil estar ahí para ella. A los 15 años, María encontró en el alcohol una manera de relajarse y divertirse, pero esto le trajo problemas con su rendimiento académico y sus relaciones. María logró graduarse de la escuela, pero la universidad se le hizo imposible. Hoy María se siente totalmente fracasada y sola. Ha aumentado el uso del alcohol y ha empezado a usar marihuana. Sus amigos la ven cambiada y a cada rato María les habla de morirse.

¿Qué ve usted en este caso? Algunos pensarán que lo que necesita María es disciplina y hasta un buen castigo; otros, que ponga de su parte. Hemos aprendido que hablar de querer matarse, haber tenido un intento anterior, aumentar el consumo de alcohol o drogas, son algunas de las señales de riesgo alto agudo y que la persona debe ser llevada a ver un especialista de la salud mental de inmediato.

Llevar este conocimiento a la práctica es sumamente difícil. Primero que todo, el miedo dificulta poder escuchar a la persona y también hace que se dude de si es verdaderamente necesario buscar ayuda y mucho más si se requiere hospitalizar. La mayoría de las personas tendemos a devaluar el riesgo. “No está pasando nada, es solo manipulación”. “Es una etapa, mañana se le quita.” La verdad es que la negación de la realidad no nos permite llevar a cabo las acciones que se necesitan para proteger la vida de una persona. En momentos de duda, mejor es acudir a un profesional de la salud mental para que haga una evaluación del riesgo.

Por otro lado, están los miedos creados por los prejuicios. ¿Qué dirá la gente? ¿Será que pierdo mi trabajo o mis amigos? El miedo a ser abandonado y/o juzgado tiende a que las personas oculten sus malestares emocionales y se queden solos. En el caso de la depresión y el riesgo suicida, la persona se queda con sus pensamientos negativos y no encuentra otras opciones.

Para poder pasar de la teoría a la práctica en los temas de salud mental, debemos:

1. Educar: Enseñar y aprender sobre síntomas de las enfermedades de la salud mental y sus tratamientos;

2. Fomentar estilos de vida saludables: Por ejemplo, reducir el estrés y desarrollar relaciones sanas con respeto y empatía;

3. Acabar con los prejuicios: Cuando escuches a alguien decir “tiene que poner de su parte,” enséñale que la enfermedad mental es igual que la enfermedad física. Cuando escuches a alguien burlarse o decir un chiste que hable de locura, detenlo y ayúdalo a tomar consciencia. La salud mental no es cosa de locos; nos afecta a todos;

4. Superar el miedo: Recuerde que hablar ayuda a desahogarse, a esclarecer las ideas y a abrir la mente a nuevas opciones. La mayoría de las personas están dispuestas a escuchar y apoyar. Igual que lo haría usted si fuera otra persona la que necesita ayuda;

5. Buscar ayuda: Al observar las primeras señales de la posible presencia de alguna enfermedad de la salud mental, acudir a un profesional para prevenir que la situación se torne más seria. Pedir y dar ayuda hace la diferencia entre la vida y la muerte.

Pasar de la teoría a la práctica también es necesario para la sociedad y las instituciones del gobierno. De nada sirve que hablemos y eduquemos si no hacemos cambios. Ya hemos iniciado los cambios al organizar, patrocinar y asistir a paneles educativos como el de Rompamos el Silencio, donde más de 2,000 personas aprendieron y conversaron sobre prevención de suicidio. ¡Ojalá continuemos con estas acciones!

El que la población se eduque y comience a hablar hará que mayor cantidad de personas busque ayuda.

Los gobiernos deben aumentar el presupuesto de salud mental para poder ofrecer entrenamiento a los profesionales que trabajan en los centros de salud, policlínicas y hospitales, así como para contratar a más profesionales que puedan brindar tratamientos a más panameños y para crear programas de prevención y concienciación. Panamá también necesita una legislación que proteja a aquellos que no pueden cuidarse a sí mismos y apoyar a sus familiares a brindarles ayuda y protección.

Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada cuatro personas sufre de algún padecimiento de salud mental a lo largo de su vida. Con el conocimiento adquirido a través de las investigaciones, capacitaciones y paneles educativos, viene la responsabilidad de poner este conocimiento en práctica. Acabemos con el tabú de hablar de salud mental, el estigma que silencia a los afectados y los prejuicios que crean rechazo. De esta manera lograremos vencer las barreras y permitiremos los cambios que necesitamos en la accesibilidad de búsqueda de ayuda, los tratamientos y la legislación sobre la salud mental en Panamá.

El autor es psicóloga

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