Leí con avidez el libro titulado Sociedad, economía y cultura material, enjundiosa obra escrita por Alfredo Castillero Calvo, historiador reconocido por la Unesco como defensor del patrimonio cultural y panameño de grandes méritos intelectuales.
La obra en mención recrea y le enseña al lector sobre el desarrollo urbícola de Panamá Viejo, con narrativas genuinas de la época, auscultadas en la documentación de archivos.
Describe el arquetipo de la vivienda, los edificios cívicos y religiosos, la estratificación del poder; la organización administrativa de la ciudad; el episodio de alimentación y subsistencia de la población; la gente menuda, negros, mulatos e indígenas, sobre los que descansaba el trabajo duro de la faena diaria; el transporte por los caminos coloniales; las ferias de Portobelo y de Nombre de Dios; las vicisitudes propias de los altibajos económicos y las enfermedades; el sobresalto que ocasionaba la alarma de incursiones piráticas; la hambruna generalizada por la dificultad en la llegada de suministros; las luchas internas de los propios grupos de poder, es decir, de la élite gobernante; la invasión de Morgan y el nuevo asentamiento en las estribaciones del Ancón.
Como un dato revelador, nos hace conocer el plano de la ciudad de Panamá de 1586, atribuido al arquitecto militar Bautista Antonelli, en el que presenta la ruta que tomaban las recuas de mulas con el preciado cargamento de oro y plata, y los viajeros para ir a Nombre de Dios y Portobelo. Saliendo por las calles de La Merced, San Francisco y Santo Domingo, en dirección norte hacia el pozo comunal, y la ermita de San Cristóbal, enclavada en un cerrillo del actual distrito de San Miguelito. En una explanada se divisa la torre de Panamá Viejo y vestigios probables del camino empedrado hacia la vertiente caribe, el llamado camino Real.
San Cristóbal era el encuentro necesario para encomendarse a Dios, a la Virgen y a todos los santos. También se le conoce como el “cerro de la matanza”, debido a la fracasada invasión de los Contreras en el año 1550.
Actualmente, todavía se puede observar, entre la maleza, las cárcavas o “caminamientos” labrados por las acémilas y los marchantes.
El puente del Rey, según se detalla en el libro, no era la ruta para ir a Portobelo y Nombre de Dios. El puente sobre el río Gallinero, actual río Abajo, orientado hacia el este, era la dirección para ir a los grandes hatos ganaderos y agrícolas de Tocumen, Pacora y Chepo.
El camino de Cruces tenía acceso por el puente del Matadero, sobre el río Algarrobo. Tres eran los puentes con que contaba la ciudad de Panamá Viejo: el puente del Rey, el puente del Matadero y el de la Pontezuela.
Hago el llamado de rigor a Patrimonio Histórico para salvar lo mínimo que queda del histórico cerro San Cristóbal. A la Iglesia católica, en nombre de Dios, la Virgen y todos los santos, para que se construya una ermita y se coloque una cruz o un altar a la Virgen como símbolo de nuestros tiempos.
¿Será ello posible?
