La historiografía ha dado diversas versiones al origen, vida e iconografía de santa Librada, siendo relacionada a través de los siglos con santa Julia o santa Wilgefortis, atribuyéndole orígenes tantos portugueses como españoles. Patrona de las mujeres mal casadas, quizás relacionada a su historia de vida, al negarse a contraer matrimonio en su juventud. Su arribo a las llanuras situadas en las faldas del cerro Canajagua en julio de 1671 está relacionada con la migración de los españoles luego del ataque del pirata Henry Morgan a la hoy Panamá la Vieja en enero de ese mismo año. A partir de su emplazamiento se han tejido las historias, memorias y leyendas urbanas que definen a un pueblo y a todo un grupo cultural, no más que el renacimiento de un nuevo Panamá,dando paso a una sólida fe de sus devotos transmitida de generación en generación, al sentimiento de pertenencia geográfica y el origen de dos de las fiestas de mayor magnificencia de toda la nación, el Festival Nacional de la Pollera y el Carnaval de Las Tablas, con su identidad de calle Arriba y calle Abajo.
Las evidencias de la historia identifica a santa Librada como una imagen religiosa de origen gallego, venerada en España, exactamente en Bayona, Pontevedra, Galicia, desde el siglo XV. Por la fuerte migración de los ibéricos acompañada con su sed de conquista a las tierras del nuevo mundo, llevaron consigo sus ideas religiosas, emplazándose esta imagen en diversas latitudes de América Latina: Argentina, Paraguay, Colombia, México, Panamá, entre otros países. En la República de Panamá, esta imagen religiosa tiene su mayor expresión en la ciudad de Las Tablas, capital de la provincia de Los Santos, el 20 de julio de cada año. Cuatro son sus representaciones para los tableños: la peregrina, quien recorre los corregimientos de Las Tablas antes de sus festividades; la pequeñita, situada en lo alto de la fachada principal de su iglesia; la moñona, ubicada en lo alto del altar; y la chola, la que recorre las principales calles de Las Tablas en la noche del 19 de julio, en la víspera de su día.
Debido al profundo sentimiento religioso que une al santeño a Santa Librada, la ha llevado consigo en sus constantes migraciones, instalándose sus festividades en otros escenarios del país, como ocurre en el sector de Santa Librada en San Miguelito, Cañita de Chepo, o en un rinconcito de Darién, en una pequeña comunidad a pocos kilómetros de Yaviza llevando el nombre de su patrona: Santa Librada,cuya primera imagen fue llevada por mis padres en la década de 1990 como un apreciado encargo de los moradores de aquella rural población.
Diversos han sido y son los artistas nacionales que le han dedicado su tiempo y producciones a santa Librada, entre los más reconocidos están los temas del desaparecido Tigre de la Candelaria, Victorio Vergara. Aun cumpliéndose 20 años de su desaparición física, su legado musical perdura en el tiempo y sus composiciones acompañan el sentimentalismo libradino cada 20 de julio. Año tras año, finas joyas, propiedades, dinero y vestidos confeccionados en el arte de la pollera de lujo son obsequiados a santa Librada por sus más fieles creyentes.
Hoy en día sabemos que santa Julia fue una mártir africana, santa Wilgefortis es el mismo Jesús crucificado (Cristo mal interpretado), mientras que santa Librada fue una de las nueve hijas del cónsul Catelio, en nombre de Roma; y a pesar de no formar parte del Acta de los Mártires ni del Martirologio Romano, hoy es una imagen religiosa a la cual miles de panameños rinden honor en un mar de velas durante su procesión, y en su misa decenas de niños son bautizados, como lo fui yo hace 25 años. Sin duda alguna es una mezcla de sentimientos el repique de las campanas de su iglesia anunciando que la santa patrona está recorriendo su pueblo, el sonar de los morteros al arribo de su iglesia, el aplaudir de los presentes, y los coros que repiten unísonamente “Viva Santa Librada”, “Viva el 20 de julio”, “Viva Las Tablas”.
El autor es geógrafo, hidrólogo e hidrogeólogo
