Cada 2 de noviembre, como parte de los actos protocolares en conmemoración de la gesta separatista de Colombia de 1903, se realiza la tradicional romería al cementerio Amador para rendir tributo al primer presidente constitucional de la República de Panamá, Manuel Amador Guerrero, así como a los soldados de la independencia. Este es uno de los actos más significativos que realiza el presidente de turno junto con su Gabinete, el alcalde y los concejales de la capital, acompañados por ciudadanos que se suman para recordar a un grupo de hombres ilustres que consolidaron un movimiento que conjugó las ansias de libertad y honor del pueblo de Panamá, departamento abandonado por el Gobierno de Colombia.
Según los hechos documentados de lo ocurrido en noviembre de 1903, fue necesario armar sectores partidarios de la separación de Panamá de Colombia. Para sustentar el acto de rebeldía, los soldados de la independencia fueron armados en el cuartel Chiriquí, hoy Plaza de Francia, por el general Esteban Huertas y tomaron los fusiles para defender la naciente república. Por esta conducta se les debe reconocer, respetar y honrar toda la vida, tal como remarcara el historiador Álvaro Menéndez Franco.
Independientemente de la controversia en torno a si el término correcto para definir el resultado de la gesta liderizada por estos próceres debe ser el de independencia o de separación, discusión que consideramos válida y de suma relevancia, especialmente para los defensores del buen uso del lenguaje, enfatizamos la trascendencia que reviste no olvidarnos de nuestra historia y de sus protagonistas. Es con ese propósito que hemos luchado por agrupar a descendientes de los soldados de la independencia, movimiento reconocido en el año 2003 con motivo del centenario de la República, y cuyo fin es lograr ese justo reconocimiento y homenaje a la memoria de los valientes e ilustres ciudadanos que conformaron un incipiente, pero efectivo ejército que ayudó a consagrar ese sueño de convertirnos en república libre e independiente.
Es en el curso de esta lucha que hemos notado cómo, en ocasión del Día de los Difuntos, los medios de comunicación apenas publican una escueta reseña alusiva a estos ilustres próceres que no deben ausentarse de la memoria colectiva de los panameños. Es por ello que creemos oportuno recomendar la propuesta de una ley que disponga la obligatoria realización de actos conmemorativos, tanto en oficinas públicas como en los centros educativos, con el fin de exaltar la valiente participación de estos hombres que no dudaron en formar filas con el objetivo de lograr el sueño de un país soberano; sugerimos, asimismo, incluir sus nombres y reseñas biográficas en los textos escolares de historia.
La autora es ciudadana