En un comunicado hecho público por la Universidad de Panamá, el cual lleva las firmas de los rectores de las universidades públicas, encabezado por el rector Dr. Eduardo Flores Castro, se expresa la solidaridad de esas instituciones con la Universidad Especializada de las Américas (Udelas), que en la actualidad transita por serios problemas económicos que amenazan con afectar su funcionamiento.
Esta actitud fraterna de la Universidad de Panamá con la Udelas es loable, puesto que las realidades de las universidades públicas son coincidentes en lo que al recurso económico respecta y, sobre todo, cuando en parte sustancial es otorgado por el Gobierno. Lo escuálido de esos recursos no permite que estos templos del saber cumplan con su sagrada misión y con sus compromisos.
Lo desafortunado es el regateo de los recursos económicos con las universidades públicas. Hay un entendimiento erróneo en el sentido de que el otorgamiento de dinero para su presupuesto supone subordinación al gobernante de turno. Con marcada insistencia se plantea que los dirigentes de las universidades deben estar bien con el gobierno. Al contrario, es él el que debe estar bien con los centros de estudios superiores, ya que con las condiciones económicas óptimas se impulsa la gran tarea de dar al país el recurso humano profesional que ha de coadyuvar en su desarrollo.
En un Estado en donde el derroche de dinero es práctica común, en donde los manejos escandalosos de los dineros públicos están a la orden del día, y en donde los improductivos subsidios solo cumplen una función populista, es impensable que se cuestione a las universidades. Y que en el caso particular de la Udelas se plantee un uso inadecuado del presupuesto asignado, lo que puede llevar al MEF a asumir posiciones de no darle recurso económico, y a la Contraloría General de la República a auditarla. El rector de la Udelas la ha solicitado. De pronto es un argumento para estrechar a la institución y tal vez pueda usarse con las otras universidades públicas.
Dice el primer magistrado de la nación en el caso de la Udelas que el presupuesto debe respetarse. Eso es correcto. Pero, qué pensar del uso interesado de las partidas discrecionales, de las “circuitales”, muchas de las cuales quedaron en juntas comunales, y de los infames contratos de servicios de los llamados “padres de la patria”, y muchos otros, que por el manejo nada adecuado son una vergüenza para el país.
Una sola actitud, en su contenido díscola y displicente, en contra de una institución educativa como puede ser la universidad, es una medida que nos dice el tipo de país que tenemos, además, un crimen contra la educación y la cultura.
La Universidad Especializada de las Américas necesita 2.5 millones para enfrentar compromisos adquiridos. Hay que dárselos.
El autor es docente universitario
