Las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), compromisos de cada país para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y adaptarse a los efectos del cambio climático, son el núcleo del Acuerdo de París.
Las partes deben presentar nuevas NDC cada cinco años. La tercera versión debe entregarse antes de septiembre de 2025, en la antesala de la COP30 de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), que se celebrará en noviembre en Belém, Brasil. Según el artículo 4 del Acuerdo de París, una NDC revisada debe representar un avance frente a la presentación anterior y “reflejar la mayor ambición posible”.
Un aspecto frecuentemente ignorado en los objetivos nacionales de mitigación y adaptación es la inclusión de los manglares y otros ecosistemas de carbono azul, como praderas marinas y marismas. Aunque cubren apenas el 0.1% de la superficie mundial, los manglares almacenan unas 12 mil millones de toneladas de carbono. Su destrucción se asocia con hasta el 10% de las emisiones globales derivadas de la deforestación.
El mundo está aún lejos de cumplir los objetivos del Acuerdo de París. El Informe sobre la Brecha de Emisiones advierte que la última ronda de NDC solo limitaría el calentamiento global a entre 2.5 °C y 2.9 °C, muy lejos de la meta de 1.5 °C.
Con el tiempo en contra, los países de América Latina y el Caribe —que albergan más de una cuarta parte de los manglares del mundo, desde el Pacífico mexicano hasta los estuarios brasileños— deben innovar para reducir emisiones e intensificar la acción climática. Incluir la protección, conservación y restauración de manglares y otros ecosistemas de carbono azul en las NDC es fundamental para alcanzar las metas del Acuerdo de París.
Como Embajador Global de Mangrove Breakthrough, una iniciativa que busca movilizar 4 mil millones de dólares para gestionar y ampliar la cobertura de manglares de forma sostenible, promuevo alianzas con gobiernos, instituciones financieras, ONG y filantropía para impulsar colectivamente la ambición climática. Creo que Mangrove Breakthrough puede ser un catalizador para que los países fortalezcan sus compromisos de mitigación y adaptación.
Una oportunidad desaprovechada
Un análisis de 2023 revela que 93 de 142 países incluyeron soluciones basadas en la naturaleza (SbN) costeras y marinas en sus NDC revisadas, frente a 68 en versiones preliminares. De ellos, 61 las utilizaron tanto para mitigación como para adaptación, pero solo 33 establecieron metas cuantitativas. Esto evidencia un bajo reconocimiento de los beneficios climáticos de estos ecosistemas.
Para apoyar la incorporación de los ecosistemas de carbono azul en las NDC, la Iniciativa de Carbono Azul creó directrices en cinco pilares: preparación y opciones de inclusión; integración en la adaptación; relación con objetivos de mitigación; inventarios y reportes de gases de efecto invernadero; e implementación alineada con las NDC. Global Mangrove Watch ha señalado que estos ecosistemas representan una oportunidad desaprovechada para elevar la ambición climática.
El Grupo de Trabajo de NDC para el Avance de los Manglares desarrolló, además, herramientas prácticas de política que orientan a los países en la integración de los manglares: razones para su inclusión, ejemplos previos, lenguaje modelo y argumentos que los vinculan con el Objetivo Mundial de Adaptación.
Aprendiendo de la región
Durante mi gestión como ministro de Medio Ambiente de Colombia, el país presentó su NDC revisada, que exige reducir en 51% las emisiones para 2030. Incluimos la conservación y restauración de manglares en los objetivos de adaptación, fortalecimiento de capacidades y transferencia de tecnología. La NDC contempla seis iniciativas de adaptación y gestión de riesgos para un uso sostenible de los manglares al 2030, junto con un subsistema de monitoreo y evaluación específico para estos ecosistemas y las praderas marinas.
Otros países también lideran en este campo. Un informe de The Pew Charitable Trusts y la Unidad de Apoyo a la Alianza para las NDC destacó los compromisos de Costa Rica, Seychelles y Belice con los humedales costeros.
La segunda NDC de Panamá (2023) fija metas de restaurar 1,800 hectáreas de manglares para 2028 e incorporar la mitad de estos ecosistemas al Sistema Nacional de Áreas Protegidas, sujeto a financiamiento externo. Además, prevé fortalecer la gestión nacional de manglares en 2027 y actualizar el Inventario Nacional de Humedales en 2030.
Costa Rica, por su parte, comprometió la restauración del 80% de los manglares del Golfo de Nicoya para 2030 e implementó en 2024 su Estrategia Nacional de Carbono Azul. Seychelles fijó como meta proteger el 50% de sus pastos marinos y manglares para 2025, y el 100% para 2030. Belice, por su lado, se comprometió a restaurar al menos 2,000 hectáreas de manglares en 2025 y otras 2,000 en 2030.
El autor es exministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia y embajador de Mangrove Breakthrough.

