¿Cómo ayudar a un familiar o amigo en riesgo?



La idea de que un familiar (esposo/a, hijo/a, padre, madre, hermano) esté sufriendo es uno de los temores más grandes de un sistema familiar.

El riesgo de suicidio crea una crisis al grupo familiar. En algunos casos, se desorganizan y en otros casos se paralizan ante el miedo y la angustia.

¿Qué le ocurre a la familia?

Murray Bowen, pionero de la terapia familiar, manifestó que la muerte o la amenaza que esta supone, puede afectar el balance de una familia. Esto ocurre porque la desesperación de alguno de sus miembros provoca un efecto traumático en la unidad familiar.

Algunas emociones que pueden aparecer ante esto son: el miedo, la ansiedad, la desesperación y la pérdida del control. Existe mucho temor al no saber cómo manejar la situación y pensar que esa persona pueda morir.

Para la familia es importante reconocer que este familiar está vulnerable y como tal, necesita un ambiente familiar sano. Un espacio empático, contenedor y en donde siempre existan líneas de comunicación abiertas.

Manejando la culpa

En la mayoría de los casos, los padres o familiares de la persona en riesgo, sienten muchísima culpa por la situación. Es usual que aparezcan muchos pensamientos acerca de no haber cuidado lo suficiente, haber cometido errores en la relación con el miembro en riesgo, no haber sido un buen padre, esposo, hermano o hijo.

Es importante que la familia entienda que la situación por la que está atravesando el miembro en riesgo no la desencadenaron ellos. Esto les permite reconocer que lo que más necesita esa persona en ese momento, es sentir a unos padres, esposo, hermanos o hijos presentes y estables. Saber que puede acudir a ellos en busca de ayuda y estos no se van a desmoronar, sino por el contrario, lo van a poder sostener, cuidar y ayudar a buscar la ayuda necesaria.

Algunas señales de alarma

El miembro de la familia se ve o está deprimido.

Ha dejado de realizar sus actividades diarias.

No tiene deseos de estudiar o trabajar.

Sentimientos de soledad, desesperanza, desamparo, desánimo e imposibilidad de hallar solución.

Aislamiento social.

Ira interna.

Consumo de sustancias.

Antecedentes de enfermedad mental o suicidio en la familia.

Ha manifestado sentir que el mundo estaría mejor sin él o ella.

Ha manifestado puntualmente sus pensamientos o ideas suicidas.

¿Cómo se puede ayudar?

Pregúntele directamente si ha pensado en quitarse la vida (el preguntar, no aumenta el riesgo suicida).

Sea empático.

Ofrezca contención emocional.

No guarde el secreto.

Busque ayuda profesional u hospitalización de ser necesario.

Establecer un contrato verbal o escrito con el miembro en riesgo suicida, que determine las medidas a utilizar en vista de peligro. Por ejemplo: saber a quién recurrir si se siente en riesgo o se siente desorganizado.

Lo importante sobre esta realidad de salud mental es que el suicidio sí es prevenible. Entre todos/as podemos hacer la diferencia para recordarle a alguien que no está solo.

La autora es psicóloga clínica y miembro de la Fundación Relaciones Sanas. 

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