Sr. Presidente José Raúl Mulino
Señores presidentes del sindicato:
Creo que todos estamos de acuerdo en que la brecha social, producto de décadas de desidia y miradas desenfocadas sobre un eje antes ocupado por un país extranjero y sus alrededores, ha crecido. Un país centrado en el “¿qué me toca a mí?”, desde sus cimientos hasta su cúpula, nos ha traído hasta hoy: a una nación que solo ha sabido desarrollarse alrededor de donde están quienes nos gobiernan.
Un país donde el “todo” es la ciudad y la “nada” es el interior. Donde, al cruzar el puente, desaparecen los ojos asombrados por los rascacielos y aparecen los rostros cansados de sobrevivir. Donde el costo de producir, además del normal, se convierte en desesperación por suplir las necesidades básicas. Donde, en verdad, no importarían las escuelas rancho si lo aprendido abriera verdaderas puertas a las oportunidades —esas que se prometen en campañas, pero que nunca cruzan el puente ni se afianzan más allá de la capital.
Ahora que entendemos qué nos trajo hasta aquí, necesitamos ver qué nos sacará de aquí. Nos llenamos de esbozos sobre cuál es “la única verdad”, sin escuchar a quienes decimos representar. Y para salir de este problema no necesitamos más verdades... ¡necesitamos líderes!
Líderes entre quienes nos gobiernan, que comprendan que defender su verdad no es sinónimo de solución.
Líderes entre quienes se desgarran las ropas en nombre del pueblo —muchas veces por carencia de poder— que entiendan que la brecha del mal desarrollo no es solo culpa del que gobierna, sino también del que no busca reducir la distancia entre quienes pueden crear oportunidades y quienes, con sacrificio, apenas pueden aspirar a comprarlas.
Y esa reducción no se logra destruyendo todo.
Entendemos que, al final, todos queremos un mejor país. Pero sin verdaderos líderes, nunca lo lograremos.
El autor es residente de Bocas del Toro.

