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Ciencia, cooperación y declive geopolítico

Javier Milei y Donald Trump, presidentes de Argentina y Estados Unidos, comparten una actitud despectiva hacia la ciencia, la investigación y la cooperación internacional, lo que podría acelerar el deterioro de sus países en un entorno global cada vez más competitivo. Ambos han impulsado recortes drásticos en el financiamiento científico, despreciado la experticia técnica y retirado a sus países de compromisos multilaterales clave como los de la OMS y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Estas decisiones no solo debilitan sus capacidades internas, sino que también ceden terreno estratégico a potencias emergentes como China y Brasil, que están ampliando su influencia global mediante alianzas como los BRICS+.

En Argentina, Milei ha impulsado un desmantelamiento sistemático del sistema científico. La inversión en ciencia ha caído al 0.15% del PIB en 2025, niveles comparables a los de la dictadura militar de hace cinco décadas, según el Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIICTI). Esto ha provocado la pérdida de más de 4,000 empleos científicos, el congelamiento de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación y una caída del 30% en el poder adquisitivo de los investigadores. Además, el decreto 447/2025 reestructura dicha agencia para priorizar proyectos definidos por el Ejecutivo, lo que limita la autonomía científica y desalienta investigaciones teóricas de largo plazo, manifestando una visión utilitarista de la ciencia que excluye áreas críticas que no producen beneficios económicos inmediatos pero que son esenciales para el bienestar social.

En Estados Unidos, Trump ha propuesto recortes similares. Su presupuesto para 2025 elimina $18,000 millones del Instituto Nacional de Salud (NIH) y suprime programas del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). También ha eliminado la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid), afectando gravemente la capacidad de respuesta del país ante crisis sanitarias globales, como el brote de ébola en Uganda. Trump ha acusado al NIH de financiar investigaciones que contribuyeron a la pandemia de covid-19, una retórica que desacredita la ciencia y el multilateralismo. Asimismo se han eliminado los subsidios estatales para el desarrollo de la energía sostenible, la descarbonización y la movilidad eléctrica. Estas acciones representan un golpe a la capacidad de Estados Unidos de liderar iniciativas globales en salud, desarrollo y cambio climático, debilitando compromisos esenciales como los ODS y el Acuerdo de París sobre Cambio Climático.

Tanto Milei como Trump han evidenciado un rechazo al orden internacional multipolar. Milei ha retirado a Argentina de las negociaciones para ingresar a los BRICS+, mientras que Estados Unidos no participó en la reciente Conferencia de Financiación para el Desarrollo de la ONU en Sevilla. Estas decisiones contrastan con la creciente influencia del Sur Global, donde potencias como China, India y Brasil están impulsando reformas al sistema internacional. Los BRICS+, que reúnen el 40% del PIB mundial y casi la mitad de la población global, buscan rediseñar instituciones como el Consejo de Seguridad de la ONU y ofrecen alternativas al FMI y al Banco Mundial mediante iniciativas como el Nuevo Banco de Desarrollo.

Mientras Milei y Trump recortan la ciencia y abandonan la cooperación global, la China avanza con ambiciosos proyectos de infraestructura como la Ruta de la Seda y el despliegue acelerado de la inteligencia artificial y Brasil, bajo el liderazgo de Lula, promueve agendas internacionales contra el hambre y el cambio climático. Esta dinámica evidencia una transferencia de liderazgo hacia nuevos polos de poder que apuestan por el conocimiento, la innovación y el multilateralismo.

El enfoque de ambos líderes no solo amenaza el desarrollo interno de sus naciones, sino que también pone en riesgo su relevancia internacional. En un mundo donde la ciencia y la cooperación global son motores del progreso, su desprecio por estas herramientas puede condenar a Argentina y a Estados Unidos en el mediano y largo plazo a un papel secundario, dejando la iniciativa en manos de competidores más visionarios y articulados. En las palabras del expresidente norteamericano, Barack Obama: “La ciencia no es un lujo, es una necesidad para la seguridad nacional, la competitividad económica y el bienestar del pueblo”.

El autor es médico salubrista.


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