Ciencia y sustentabilidad



Hemos ingresado en una nueva transición entre los grandes consensos que permiten el funcionamiento del sistema internacional. Hacia 1950, ese consenso fue el de la necesidad del desarrollo para superar el subdesarrollo que afectaba a la mayor parte de la humanidad. Para 1992, ese consenso del desarrollo se vio acotado por el de la necesidad de que fuera sostenible. Y para 2015, el cambio climático ha puesto en primer plano a la sustentabilidad del crecimiento económico y a la necesidad de organizar ese crecimiento de manera circular.

No cabe duda sobre el aporte de las ciencias naturales en la demostración de que encaramos una crisis ambiental que amenaza la sostenibilidad del desarrollo de la especie humana. El problema para la construcción del nuevo consenso que necesitamos, sin embargo, radica en que las ciencias naturales no están en capacidad de explicar cómo y por qué hemos llegado a esta situación en este momento de la historia de nuestra especie.

Esa responsabilidad corresponde a las ciencias humanas y, en particular, a la historia. Cabe atender, por ejemplo, a una verdad elemental que fuera establecida por dos jóvenes intelectuales alemanes en 1846, para quienes sólo existía “una ciencia, la ciencia de la historia”. Sin duda, decían, cabía dividir la historia “en historia de la naturaleza e historia de los hombres”, pero ambas eran inseparables, pues “mientras existan los hombres, la historia de la naturaleza y la historia de los hombres se condicionan mutuamente.” (Carlos Marx, Federico Engels: La ideología alemana, 1846).

Para 1876 uno de ellos reiteraría ese principio general en un sentido más específico. “En la naturaleza”, dijo, cada fenómeno “afecta a otro y es, a su vez, influenciado por éste”. El olvido “de esta interacción universal”, agregó, nos impide “percibir con claridad las cosas más simples”. (Federico Engels: El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre).

Ese olvido limita hoy tanto la comprensión de la sustentabilidad como problema, como la del cambio social como factor decisivo en su solución. Superar ese olvido permitirá entender que, para generar un ambiente distinto, tendremos que construir sociedades distintas. En imaginar esa construcción y las formas de llevarla a cabo, la ciencia – todas las ciencias – encuentran hoy su desafío mayor.

El autor es doctor en estudios latinoamericanos e integrante de Ciencia en Panamá



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