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TABAQUISMO

Los cigarrillos electrónicos

Los cigarrillos electrónicos, o e-cigarettes en inglés, son dispositivos que constan de una batería, calentador eléctrico y un líquido que contiene: un solvente, saborizantes y nicotina (en la mayoría de los casos). La batería otorga al cigarrillo la energía necesaria para funcionar y poder así calentar el líquido, el cual se vaporiza y es inhalado por el usuario, vía oral. La primera versión fue inventada y patentada en el año 2003 por el farmacéutico chino Hon Lik.

La experiencia que el usuario obtiene al utilizar el cigarrillo electrónico es muy similar a la del cigarrillo convencional, principalmente por la rapidez en que las concentraciones de nicotina llegan a la sangre y por el método de inhalación oral. Es posible que el creciente aumento de usuarios de cigarrillos electrónicos se deba a la forma en la cual trabajan: no producen fuego, combustión, cenizas y el molesto olor a humo de tabaco, pero brindan la experiencia al usuario de inhalar nicotina, componente adictivo en el tabaquismo.

El consumo del cigarrillo electrónico entre los adolescentes y adultos jóvenes ha aumentado significativamente en los últimos años y existe una baja percepción de su uso como “dañino” en esta población, en comparación con el uso de otros productos que contienen tabaco. En un estudio publicado en la revista Pediatrics, se analizaron las percepciones de adolescentes norteamericanos de edades comprendidas entre los 12 y 17 años, del daño para ciertos productos que contienen tabaco, entre ellos: los cigarros, el hookah o narguile, el cigarrillo tradicional y el cigarrillo electrónico. De 10 mil 81 jóvenes encuestados, solamente el 26.6% categorizó a los cigarrillos electrónicos como ‘muy dañinos’, en comparación con el 84.8%, al referirse al cigarrillo convencional. Esta baja percepción de riesgo, según el estudio, incrementa las probabilidades de uso de este producto en el futuro entre esta población y por consiguiente, su transición posterior al uso de cigarrillos tradicionales.

En otro estudio de 2016, también publicado en la revista Pediatrics, se descubrió que el 40.4% de los usuarios adolescentes de e-cigarettes iniciaron el consumo de cigarrillos tradicionales luego de la graduación de la escuela secundaria. Estos usuarios resultaron 6.2 veces más propensos a iniciar esta práctica que los estudiantes encuestados, que refirieron nunca haber utilizado cigarrillos electrónicos. ¿Pero, es el e-cigarette en realidad menos dañino que el cigarrillo convencional?

Es importante considerar que, a pesar de que los cigarrillos electrónicos no contienen tabaco, siguen conteniendo nicotina, el componente adictivo para los consumidores. Además, es también importante resaltar que el peligro de su consumo podría originarse del líquido que será vaporizado, el cual, de acuerdo a varios estudios realizados, contiene componentes potencialmente cancerígenos para los seres humanos. En uno de estos estudios, publicado en el International Journal of Environmental Research and Public Health, se realizó un análisis químico del líquido de 42 cigarrillos electrónicos de 14 diferentes marcas. De las sustancias encontradas, llaman la atención: el formaldehído (empleado para la elaboración de algunos pegamentos y adhesivos), el benceno (encontrado en el petróleo crudo y utilizado para hacer fibras sintéticas, detergentes y algunos pesticidas) y otros componentes altamente tóxicos para el aparato respiratorio u otros órganos, como la acroleína (utilizada como herbicida) e incluso trazos de dietilenglicol.

Estudios in vitro y en animales, resumidos en una revisión de este tema publicada en el New England Journal of Medicine, revelan que la exposición a las sustancias arriba mencionadas podría ejercer alteraciones en el ADN (situación frecuentemente precursora del desarrollo del cáncer), aumentar la respuesta inflamatoria e incluso incrementar la susceptibilidad al rinovirus humano (uno de los virus causantes del resfriado común).

La información que ha salido a relucir sobre este tema ha aumentado en los últimos años. No obstante, se necesitan más estudios como los descritos, a mediano y largo plazo, para poder llegar eventualmente a un consenso sobre los beneficios y riesgos del uso crónico del cigarrillo electrónico, que en opinión de muchos resulta menos dañino que el cigarrillo tradicional, pero que tiene otros riesgos importantes para la salud (que ameritan ser investigados y analizados). Es importante ser conscientes de que todos los riesgos mencionados y relativos al consumo de tabaco y nicotina, sin importar el método utilizado, no estarían presentes sin el consumo mismo de estos.

El autor es estudiante de medicina


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