El mundo está experimentando un reacomodo geopolítico que está transformando los flujos comerciales internacionales. Todos los países evalúan diferentes formas de adaptación y cómo convertir los desafíos en oportunidades. Panamá, gracias a sus ventajas comparativas, está bien posicionada para aprovechar estas tendencias, pero debe asumir un rol más proactivo y diversificar su economía. Para ello, es necesario romper paradigmas, eliminar restricciones y consolidar una economía más competitiva y libre, que inspire confianza y fomente la inversión.
Más allá de diagnósticos y planes aislados, se requiere un plan integral de reactivación que aborde tanto los aspectos coyunturales como los estructurales. Este plan debe impulsar una economía diversificada en productos, servicios y regiones geográficas, promoviendo sectores que generen empleos de calidad y mayor productividad. Para lograrlo, es esencial contar con un marco institucional que facilite el desarrollo de nuevos negocios, atraiga inversiones y promueva el aprovechamiento de nuevas tecnologías, fortaleciendo la seguridad jurídica y recuperando la confianza, elementos indispensables para reactivar el crecimiento económico.
Tras una bonanza sin precedentes, Panamá empezó a gestar problemas estructurales a partir de 2012 debido a ineficiencias en el manejo político. Esto redujo paulatinamente su capacidad de crecimiento, afectó la generación de empleos de calidad y debilitó la confianza en el país. Los gremios empresariales e inversionistas internacionales claman por confianza para reactivar la inversión; sin embargo, para lograrlo se requieren acciones y compromisos de todos los actores económicos, incluyendo al empresariado, con miras a alcanzar tasas de crecimiento sostenido entre 5% y 7%, necesarias para enfrentar la actual crisis de empleo.
La experiencia internacional muestra que los países con mayor libertad económica tienden a generar más y mejores empleos, bienes y servicios más asequibles, y sociedades más prósperas, gracias a un comportamiento empresarial dinámico, competitivo y eficiente, con capacidad para integrarse plenamente a la economía global y generar desarrollo sostenible e inclusivo.
La Fundación Heritage evalúa la libertad económica de 184 países a través de su Índice de Libertad Económica, que analiza factores relacionados con el libre mercado, el Estado de derecho, la propiedad privada y el buen desempeño gubernamental. El índice agrupa 12 aspectos en cuatro pilares:
Estado de derecho: derechos de propiedad, eficacia judicial e integridad gubernamental.
Tamaño del gobierno: carga fiscal, gasto público y salud fiscal.
Eficiencia regulatoria: libertad empresarial, libertad laboral y libertad monetaria.
Apertura de mercado: libertad de comercio internacional, libertad de inversión y libertad financiera.
En el ranking de 2025, Panamá aparece como un país moderadamente libre, con un índice de 65.5 sobre 100, en la posición 10 de la región y 56 a nivel mundial, tras haber descendido desde 1999, cuando alcanzó 72.6 puntos. Su desempeño más deficiente está en el Estado de derecho, con apenas 37 puntos en integridad gubernamental —relacionada con la percepción de corrupción y la debilidad en su combate— y 49.4 puntos en eficacia judicial, debido a la falta de independencia, la impunidad y la baja calidad de los procesos. Estos factores afectan directamente la confianza de los inversionistas y plantean la urgencia de una cruzada nacional para mejorar la institucionalidad y el Estado de derecho.
Asimismo, Panamá muestra áreas de oportunidad en Eficiencia regulatoria, especialmente en libertad empresarial y laboral. Las regulaciones engorrosas, proteccionistas y redundantes son una barrera para la actividad económica, elevan costos de producción, aumentan la concentración del mercado y limitan la entrada de nuevos actores. La libertad laboral es clave para dinamizar los negocios y permitir que las empresas contraten o desvinculen personal de acuerdo con sus necesidades, mejorando la productividad. Según la encuesta de Manpower Group 2024, el 65% de los empleadores panameños reportó dificultades para encontrar personal calificado, un cuello de botella prioritario si se busca atraer inversión nacional y extranjera.
En síntesis, para aprovechar las oportunidades que abre el nuevo entorno geopolítico y superar el estancamiento económico, Panamá debe enfocarse prioritariamente en mejorar su libertad económica y el funcionamiento de sus instituciones públicas. Solo así podrá recuperar la confianza, atraer inversiones, generar empleos de calidad y garantizar un desarrollo sostenible.
El autor es economista con maestría en Blockchain & Fintech.
