La palabra “mandado”, mejor conocida como “mandao”, tiene su origen en el verbo “mandar”. La palabra “mandar” se remonta al latín “mandare” que significa encomendar o encargar. Por ende, se “roba un mandao” cuando se le quita a alguien una tarea o trabajo y se le asigna a alguien más.
Muchos panameños sienten que nos roban el mandado cuando empresas multinacionales abren sus operaciones en otros países de la región y no en Panamá. ¿Qué podemos hacer al respecto?
Técnicamente, no te pueden robar lo que no tienes. Por ello, el hecho de que grandes empresas abran operaciones en otros países de la región, cuando nunca estuvieron en Panamá, no es un robo.
Sin embargo, es mi impresión que cuando hablamos de robar un mandado no solo nos referimos a lo que otro efectivamente nos quita, sino también a las oportunidades perdidas porque otros las toman.
Muchos sentimos que Panamá pierde oportunidades cuando empresas invierten en otros países y no en Panamá, ya que consideramos que Panamá tiene mucho que ofrecer: un canal interoceánico, zonas libres de impuestos, conectividad, el dólar de Estados Unidos y más.
Hace pocas semanas, una gran empresa de tecnología y el Gobierno de El Salvador anunciaron un acuerdo comercial para convertir a El Salvador en un hub tecnológico en Centroamérica.
También hace unos días, Costa Rica anunció que, en lo que va del año, 28 empresas multinacionales confirmaron su decisión de abrir oficinas en el país. Me alegro mucho por ambos países. Sin embargo, estas noticias en Panamá han sido recibidas por muchos con “envidia de la buena”, pero también con algo de frustración, porque muchos sienten que nos están “robando el mandado”.
¿Qué podemos hacer para atraer más empresas como estas a Panamá? Muchos académicos, consultores y organizaciones internacionales han estudiado el tema y generalmente coinciden en lo mismo. Curiosamente, son las mismas cosas que piden millones de panameños: educación, anticorrupción y un Estado eficiente y poco burocrático. Veamos uno por uno.
El recurso humano de una empresa es su mayor activo. Para una empresa es esencial poder contar con colaboradores capaces de crecer el negocio y llevar a cabo la visión de la empresa.
Es poco probable que una empresa establezca una oficina en un lugar en donde no pueda conseguir colaboradores competentes. Traerlos de afuera siempre es una opción, pero sale más costoso. Y en un mundo en donde la tecnología y la inteligencia artificial se vuelven cada vez más relevantes y están reemplazando trabajos humanos, para muchas empresas es imprescindible contar con personal altamente calificado.
Para ofrecer lo anterior, Panamá tiene que asegurar educación de calidad en todos los niveles y para todos los panameños. Tenemos que mejorar la calidad de los docentes, evaluarlos, capacitarlos y motivarlos. Hay que medir más a los estudiantes, colegios y regiones. Es importante mejorar las metodologías de enseñanza para pasar de la memorización al pensamiento crítico y hacer más investigación.
A su vez, debemos aumentar la retención de estudiantes en el sistema educativo y actualizar los planes de estudios para fortalecer la enseñanza de las ciencias, tecnología, innovación, matemáticas y similares. Tenemos que reformar el Ifarhu para asegurar que las becas lleguen a las personas que realmente las necesitan y las merecen.
En cuanto a la corrupción, para grandes empresas este fenómeno no solo representa un gasto adicional, sino también puede tener consecuencias judiciales en sus países sedes y afectar enormemente su reputación. Normativas como la FCPA de Estados Unidos y el UK Bribery Act del Reino Unido permiten a estos países juzgar a empresas por delitos cometidos en el extranjero. Escándalos como los Panama Papers y el hecho de que Panamá no ha mejorado sus índices de corrupción en los últimos años afecta negativamente al país.
Debemos aprobar cuanto antes las más de 10 leyes anticorrupción que reposan en la Asamblea Nacional y fortalecer el Órgano Judicial con más presupuesto, mejor carrera judicial y más jueces, para así asegurar su eficiencia e independencia.
Por último, necesitamos tener un Estado más moderno y eficiente. Debemos eliminar o facilitar los procesos de permisología relacionados a abrir, operar y emplear en empresas en Panamá. Y así como muchos vendedores salen a buscar compradores, así también el Gobierno de Panamá debe activamente ir a buscar empresas.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha viajado para buscar esas grandes empresas. Algo similar hizo en su momento el primer ministro de Singapur para atraer inversión. El interés de atraer inversión y mantenerla en el país tiene que ser visible y manifestarse en el liderazgo político del país.
Si bien Panamá cuenta con casi 200 empresas multinacionales, podemos atraer muchas más. Los tres elementos esbozados no sólo atraen más empresas sino también benefician a la población en general. Si no somos competitivos, las empresas multinacionales no vendrán al país y las que están se irán.
La Ley SEM y la Ley EMMA han sido avances importantes y pueden ser mejoradas, pero hay cambios estructurales importantes por hacer antes que nos “roben el mandao”. Todavía estamos a tiempo.
El autor es diputado independiente

