Exclusivo Suscriptores

Competitividad y juventud: el poder de la cooperación diplomática

En Panamá, los desafíos estructurales que limitan el crecimiento y la equidad son evidentes.

Informes del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM) muestran que, aunque la economía crecerá 4.5% en 2025, persisten brechas en educación de calidad, capital humano y empleo productivo.

Fortalecer la cooperación entre el sector diplomático, la empresa privada y la juventud es urgente. Estas alianzas pueden traducirse en proyectos concretos: formación alineada con las demandas del mercado, mentoría internacional y acceso a recursos que eleven la competitividad del país en la región.

El BM advierte que solo el 20% de los jóvenes panameños acceden a educación superior y que muchos empleos disponibles no corresponden a las competencias que se forman en las aulas. El FMI subraya que mejorar el capital humano es esencial para sostener el crecimiento, y que la calidad educativa rezagada en áreas rurales perpetúa la desigualdad. Estas son realidades que requieren acción coordinada.

Los datos revelan la magnitud del problema: el desempleo juvenil alcanza 16.77% (2023), y los jóvenes representan el 54% del desempleo total nacional. En las comarcas, casi el 70% de los hogares carece de servicios como electricidad, agua potable y saneamiento. El Índice de Capital Humano muestra que las futuras generaciones podrían alcanzar apenas la mitad de su potencial productivo laboral, lo que representaría un costo del 50% en ingresos futuros.

Una diplomacia bien orientada puede atraer inversión extranjera y cooperación internacional para programas educativos, capacitación técnica y prácticas profesionales. También puede abrir acceso a experiencias formativas globales y consolidar alianzas estratégicas con empresas internacionales, organismos multilaterales y universidades para acompañar emprendimientos juveniles e innovación. Así, la diplomacia se convierte en un catalizador del desarrollo humano y económico.

Las desigualdades laborales son profundas. En 2023, los trabajadores con baja calificación ganaron hasta 74% menos que aquellos con educación terciaria. Estas inequidades afectan particularmente a las poblaciones indígenas, cuyos ingresos fueron 36% menores que los de la población no indígena. En estas comunidades, la informalidad laboral supera el 70%, frente al promedio nacional de 47.4%.

Panamá necesita mejorar la calidad educativa, cerrar brechas territoriales y alinear la formación con la demanda para generar empleos de calidad. Estas acciones no solo amplían oportunidades para la juventud, sino que también elevan la capacidad competitiva para atraer inversiones sostenibles. La Organización Internacional del Trabajo estima que 267 millones de jóvenes en el mundo carecen de empleo, educación o capacitación.

Lograr este objetivo no exige transformaciones abruptas, sino compromisos estratégicos y medibles: políticas públicas que promuevan educación de calidad en zonas vulnerables, incentivos para que la empresa privada invierta en jóvenes y una diplomacia que incorpore estas prioridades en agendas bilaterales. Cada paso coordinado multiplica el impacto de los recursos y acelera la formación de capital humano preparado para los desafíos actuales.

Panamá cuenta con activos únicos —posición geográfica, plataforma logística y diversidad cultural— que pueden potenciarse desarrollando líderes jóvenes capaces de innovar, gestionar y colaborar internacionalmente. El país mantiene un balance de carbono negativo, siendo uno de los pocos junto con Bután y Surinam que alcanzan este objetivo, lo cual lo posiciona favorablemente para atraer inversiones en desarrollo sostenible. Al fortalecer lazos diplomáticos y empresariales en torno a programas juveniles, el país combate la desigualdad y envía señales claras sobre su compromiso con el desarrollo inclusivo.

Para alcanzar esa visión de país, Panamá necesita articular estratégicamente al gobierno, el sector privado, la academia, los organismos internacionales y las misiones diplomáticas en torno a metas compartidas. Esta coordinación fortalece el capital humano, impulsa la innovación y posiciona al país como un referente competitivo en la región.

Los informes del FMI y del BM coinciden: sin una mejora sustancial del capital humano será difícil sostener el crecimiento y reducir brechas sociales. Integrar a la juventud en proyectos respaldados por la diplomacia y el sector privado es una vía efectiva para convertir advertencias en oportunidades.

Panamá puede convertir su diplomacia en un instrumento de progreso juvenil. Esto requiere voluntad política, apertura del sector privado y compromiso genuino de las misiones diplomáticas con iniciativas de impacto social. La combinación de estos esfuerzos puede transformar la realidad de miles de jóvenes y fortalecer la competitividad nacional. Panamá posee el potencial; depende de nosotros convertirlo en progreso real.

Miembro de Jóvenes Unidos por la Educación.


LAS MÁS LEÍDAS

  • Gobierno contrata a multinacional estadounidense para diseñar el quinto puente sobre el Canal. Leer más
  • Cuarto Puente sobre el Canal de Panamá: así será el Intercambiador del Este en Albrook. Leer más
  • Denuncia ante el Ministerio Público frena contrato millonario de piscinas que firmó la Alcaldía de Panamá. Leer más
  • Días feriados y fiestas nacionales en Panamá 2026: Calendario detallado. Leer más
  • Grupo Cibest acuerda vender Banistmo en Panamá a Inversiones Cuscatlán. Leer más
  • Trasladan a la directora del Cefere por el caso de La Parce. Leer más
  • Ministerio Público investiga presunta corrupción en el otorgamiento de trabajo comunitario a La Parce. Leer más