En la entrega de la semana pasada compartí algunas reflexiones y conclusiones del informe preparado por Ipsos titulado People and Climate Change 2025.
Dando continuidad a este tema, este informe destaca que, en un entorno donde el compromiso climático decrece y el escepticismo social se intensifica, las empresas enfrentan un reto estratégico: cómo mantener su relevancia y legitimidad en la lucha contra el cambio climático sin perder la conexión con sus audiencias.
El informe revela una desconexión preocupante: mientras los impactos del cambio climático son cada vez más visibles —desde incendios devastadores hasta fenómenos extremos que afectan a ricos y pobres por igual—, la percepción de que “ya estamos haciendo suficiente” crece.
Tres de cada cuatro personas en el mundo creen que ya hacen todo lo posible por el medioambiente. Este fenómeno de “fatiga climática” impacta la capacidad de movilizar a las personas, incluso cuando la ciencia es clara: actuar ahora es la única vía para evitar escenarios irreversibles.
Para las empresas, este contexto demanda un cambio de enfoque. Ya no basta con “comunicar sostenibilidad”, es necesario demostrarla con hechos visibles, beneficios personales y resultados compartidos. El informe identifica tres claves para reconectar con los consumidores:
Conocer las motivaciones y barreras del consumidor sostenible. No todos están en el mismo nivel de conciencia o disposición al cambio. El segmento de los “activistas” ha disminuido, mientras aumenta el de los “desconectados”. La estrategia debe segmentar y adaptar mensajes.
Traducir beneficios ambientales en beneficios personales. Las campañas más efectivas no son las que apelan al planeta, sino las que hablan de salud, ahorro, bienestar o calidad de vida. El mensaje debe ser: “esto es bueno para ti, hoy”.
Eliminar la fricción para actuar. Muchas personas quieren actuar, pero no saben cómo. Hacer fácil lo sostenible —con etiquetas claras, procesos simples y acceso económico— es una ventaja competitiva.
Además, las empresas deben replantear su narrativa: menos “grandes promesas para 2050” y más acciones concretas en 2025. Cada paso visible, cada impacto real, contribuye a restaurar la confianza.
Por último, el entorno político también exige atención. El regreso del escepticismo político a nivel global, con líderes cuestionando el valor del ESG, pone presión sobre las marcas para demostrar que sostenibilidad y rentabilidad no son opuestos, sino aliados estratégicos.
Las empresas están llamadas a liderar, a reconstruir la confianza perdida, a transformar la apatía en acción. Porque, como lo señala el propio informe, tenemos las tecnologías, las soluciones y el conocimiento. Solo falta lo más difícil: la voluntad de acelerar y escalar aunque sea en un contexto adverso, como el que representa el regreso de Trump.
El autor es fundador de Semiotik Consulting.

