Cinco años han pasado desde que el Representante Exclusivo de la Unidad Negociadora de los Capitanes de Remolcadores del Canal de Panamá comenzó a negociar con representantes de la Autoridad del Canal de Panamá, en ejercicio del derecho a alcanzar una nueva convención colectiva para este importante gremio profesional.
Respetamos honradamente el Régimen Laboral Especial para los trabajadores del Canal de Panamá, que sustituye el sagrado derecho a huelga, universal para todo trabajador, por la Junta de Relaciones Laborales (JRL), entidad encargada de resolver de manera objetiva, efectiva, legal e imparcial las diferencias laborales.
Ambas partes deben actuar dentro del marco legal definido por la Ley Orgánica de la Autoridad del Canal de Panamá, que en su Artículo 101 establece lo siguiente:
Artículo 101. La obligación de la administración de la Autoridad, así como la de cualquier representante exclusivo, de negociar de buena fe se definirá y desarrollará en los reglamentos...
Por su parte, el Reglamento de Relaciones Laborales de la Autoridad del Canal de Panamá, en su Capítulo VI, Sección Primera: Obligación de Negociar de Buena Fe, dice lo siguiente:
Artículo 57. La obligación recíproca de la administración y de un representante exclusivo de negociar de buena fe requiere, entre otras cosas...
Dicho reglamento, en su Sección Quinta del mismo capítulo, ordena lo siguiente:
Artículo 72. Todo estancamiento en las negociaciones será resuelto con prontitud por la Junta de Relaciones Laborales a solicitud de cualquiera de las partes.
Actualmente, el accidentado esfuerzo por alcanzar la debida convención colectiva ha pasado por el proceso de resolución de estancamiento en la JRL, y su texto final ha sido firmado por los negociadores de ambas partes. Todo esto ha consumido colectivamente un espacio irrazonable de tiempo, de aproximadamente cinco años. Y aún continúa sin la firma del Administrador y, por lo tanto, no entra en vigencia.
Si comparamos lo aquí descrito con un proceso similar celebrado el año pasado entre los pilotos de Copa Airlines y la empresa, su negociación también llegó a un estancamiento (como es común en la cultura laboral panameña); los pilotos invocaron legalmente el recurso de huelga, y antes de llegar a la misma, el estancamiento se resolvió y el nuevo contrato entró en vigencia; todo esto en solamente dos meses y medio.
Analicemos lo siguiente: cinco años para intentar realizar una convención colectiva demuestra, de entrada, un aberrante y muy costoso consumo de recursos por parte de la empresa. Manifiesta, además, la total ausencia de la buena fe que se ordena tanto en la Ley Orgánica como en el Reglamento de Relaciones Laborales. Para coronar estas aberraciones, la administración acentúa esta injusticia laboral al desconocer lo estipulado en el Artículo 114 de la Ley Orgánica, que indica que “Las decisiones de la Junta de Relaciones Laborales serán inapelables, salvo que sean contrarias a esta Ley...” Ni hablar de su renuencia a acatar fallos tanto de la JRL como de la CSJ que ordenan a ambas partes a negociar lo relativo al Canal Ampliado. Hemos operado el Canal Ampliado desde junio de 2016, con nuevas y muy delicadas funciones, bajo condiciones laborales impuestas, peligrosas y absurdas, que hasta la fecha nunca han sido negociadas.
Pienso que es hora de que una autoridad superior intervenga para ordenar este asunto. Se trata de un gremio profesional muy importante de la Autoridad del Canal de Panamá, que en el ejercicio de sus derechos debió alcanzar una nueva convención colectiva hace cinco años, y aún no lo ha logrado. En cinco años suceden muchas cosas. Buenos profesionales que trabajaron arduamente para el éxito de la empresa y de nuestro país se jubilan y se van sin los beneficios de este derecho laboral justo. Para los que aún estamos, cinco años es demasiado tiempo. La moral de los trabajadores dentro del clima laboral de la empresa está por el suelo. La imagen de una empresa que es de todos nosotros, y que dice practicar la honestidad, y ser respetuosa de las leyes, y de lo que es justo para los colaboradores, está muy en entredicho.
El autor es capitán de remolcadores del Canal de Panamá.
