Ahora que rendimos homenaje al monseñor Aurelio García Pinzón en su octogésimo cuarto cumpleaños, debo reiterar que si hay un sacerdote identificado con los campesinos de la región montañosa de Coclé, es él.
Papi Yeyo, como le llamamos coloquialmente, ha sido un pastor ejemplar que ha tenido la virtud de cuidar su rebaño con esa especial misericordia por los pobres al llevarle el Evangelio donde quiera que se encontrasen.
Como primer vicario episcopal de Coclé, estableció Los Delegados de la Palabra, formación campesina, capacitada y autorizada por la jerarquía eclesiástica para llevar la palabra de Dios, los cuales han sido el pilar de la Iglesia en nuestras montañas, llevando la llama ardiente del catolicismo, fundamentado en el Código de Derecho Canónico, numeral 759.
Cabe destacar que la idea fue importada de la Iglesia católica de Honduras, traída a Panamá, junto con el apoyo incondicional del recordado monseñor Marcos Gregorio Mc Grath, arzobispo de Panamá por aquellos años.
Y siguiendo con su perseverancia católica, funda en 1977 el Centro Pablo Vl para fortalecer el servicio de más Delegados de la Palabra. Pero no paró allí, siguió firme y la divina providencia iluminó su camino, para plantar la semilla que fructificara en el nacimiento del Seminario Cristo Sembrador, como un puente hacia la vocación del sacerdocio. Los resultados están a la vista, muchos de los actuales sacerdotes de Coclé, recibieron allí sus primeras lecciones.
Fue distinguido por su santidad Juan Pablo ll en 1989; con el título de monseñor, como prelado mayor, muchos recuerdan que escogió a la comunidad rural de Membrillo; junto a sus campesinos para realizar el acto de investidura.
Sin lugar a dudas, monseñor García fue un gran benefactor, sobre todo en la docencia, donde quiera que fue enviado a llevar el Evangelio, allende de su territorio y hasta su natal Atalaya, hizo gala de sus virtudes; el hoy Instituto Agropecuario Jesús Nazareno de Atalaya, que principió siendo un orfanato, cuyas instalaciones fueron amenazadas con ser destinadas a otros menesteres, ya que no había niños desamparados, huérfanos y sobre todo regentes que velaran por el buen rumbo del hospicio, pero aquel curita recién salido del seminario en 1961, recordó que en República Dominicana, una congregación religiosa holandesa había logrado algo igual, pero con vocación agropecuaria.
Siempre fue un luchador por la justicia social y por la Iglesia católica, tuvo la valentía de perseverar, también en aquella época tan difícil, por conocer la verdad sobre la muerte del padre Héctor Gallego, lo que lo llevó a una detención y abuso de la fuerza militar en Arraiján.
Monseñor García ha dejado la impronta indeleble de amigo verdadero y portador de una infinita caridad por los seres humanos, en las buenas y en las malas. Siempre iluminado por la virgen María.
Monseñor Aurelio García Pinzón nació en Atalaya, provincia de Veraguas, el 14 de agosto de 1933; sus estudios secundarios los realizó en el Seminario San José de la Montaña, en San Salvador, El Salvador.
Sus estudios de filosofía y teología, en el Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino, en Santo Domingo, República Dominicana (de 1953 a 1960).Ordenado sacerdote, en la Catedral Metropolitana de Panamá, por monseñor Tomás Clavel, el 5 de junio de 1960.
El autor es ingeniero
