El movimiento Ciencia en Panamá cuenta entre sus aportes la creación de un coloquio permanente a través de un chat (en espanglish), intercambio en una plataforma virtual y reuniones mensuales, que contribuyen a la vinculación entre sus integrantes, y al desarrollo de la cultura científica en Panamá. Un coloquio de científicos no se distingue por los asuntos que trata, sino por el propósito, el nivel y la forma con que los trata.
Su propósito no consiste en tomar posición, sino en entender la razón de ser de esos problemas, para comprenderlos mejor en su complejidad. En breve, los problemas de la biología molecular o la física cuántica, como los históricos y sociales, deben ser planteados y discutidos al mismo nivel de complejidad y con el mismo propósito de conocimiento y comprensión.
Esto no es nuevo, en realidad. Como decía Federico Engels en 1876, en la naturaleza “nada ocurre en forma aislada. Cada fenómeno afecta a otro y es, a su vez, influenciado por este; y es generalmente el olvido de este movimiento y de esta interacción universal lo que impide a nuestros naturalistas percibir con claridad las cosas más simples”.
Naturalmente, podemos descartar esta afirmación porque Engels era comunista, y la Unión Soviética terminó en el fracaso. O podemos discutir si el desarrollo del conocimiento y el conocer durante los últimos 143 años confirma o niega lo planteado. Y, si lo confirma, aprovecharlo para comprender mejor sus implicaciones ante problemas contemporáneos como el cambio climático, por poner un ejemplo sobre el cual existe amplio consenso.
La exploración de las manifestaciones de esa interdependencia fue – es – un tema recurrente en el desarrollo de la filosofía de la praxis. Así, en 1846 sus fundadores plantearon que conocían “solo una ciencia, la ciencia de la historia”, que podía ser dividida “en historia de la naturaleza e historia de los hombres”, sin dejar de ser inseparables, pues “mientras existan los hombres”, ambas “se condicionan mutuamente”.
Como la anterior, esto es una generalización teórica que ayuda a comprender mejor las afinidades y las contradicciones entre todos los campos del conocer y el hacer. Con ello, contribuye a plantear de manera más adecuada la complejidad de los problemas inherentes, por ejemplo, a la gestión adecuada de la cuenca del Chagres, de la que tanto se habla hoy. “Nada humano me es ajeno”, dijo hace más de 2 mil años Publio Terencio Africano. CEP lo confirma hoy.
El autor es humanista, miembro de Ciencia en Panamá.
