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Del despertar tecnológico global al cambio educativo: IA, innovación y reforma universitaria urgente

La educación superior global se encuentra en un punto de inflexión. Como señala Jeff Selingo en su informe State of Higher Education 2025, la educación postsecundaria ha salido de su ciclo de “conservación” para entrar en una fase de reorganización estructural, impulsada por la integración de la inteligencia artificial (IA), el crecimiento de la educación en línea y el replanteamiento del valor del título universitario.

Este nuevo ecosistema educativo no está siendo liderado por las universidades tradicionales, sino por una combinación de plataformas tecnológicas, actores globales y decisiones políticas audaces. Un ejemplo paradigmático es Google, que en junio de 2025 anunció la transformación total de su suite educativa al integrar IA generativa avanzada de manera gratuita para todos los usuarios: creación automática de materiales pedagógicos y asistentes personalizados para estudiantes. En paralelo, Anthropic lanzó Claude for Education, una versión de su modelo de lenguaje diseñada para educadores y estudiantes, capaz de ofrecer tutorías, redacción, razonamiento crítico y generación de contenidos éticos y pedagógicamente alineados.

La democratización de estas herramientas representa una oportunidad, pero también un riesgo: puede profundizar las brechas si los sistemas universitarios no se transforman con visión regulatoria e inclusiva. En América Latina, el empleo advierte esta amenaza. Según el Índice de Mejores Trabajos 2024 del BID, más de la mitad de los trabajadores de la región está en la informalidad y el 51% vive en pobreza laboral. Panamá no escapa a este panorama: su mercado laboral, pese al crecimiento económico, depende en gran medida de empleos informales y evidencia una desconexión preocupante entre la educación superior y las necesidades del país.

Urge una reforma regulatoria profunda del sistema universitario panameño. No basta con modernizar programas: es necesario rediseñar las condiciones para una nueva gobernanza educativa que motive transformaciones y valore el impacto basado en evidencia. La CEPAL lo advirtió: América Latina está atrapada en una triple trampa —crecimiento bajo, alta desigualdad y baja capacidad institucional— y solo una agenda de cambios estructurales puede liberarla.

En Panamá, esta transformación exige tres acciones concretas:

  1. Aprobar una política nacional de integración de IA en la educación superior, sustentada en datos abiertos, actualizados y de impacto; con marcos éticos, currículos habilitantes y certificaciones ágiles que reconozcan credenciales alternativas.

  2. Rediseñar los modelos de aseguramiento de calidad, incorporando criterios de flexibilidad curricular, innovación pedagógica e impacto laboral efectivo.

  3. Transformar el rol del regulador, pasando de un modelo normativo a uno habilitador, que agilice procesos, financie la reconversión institucional y promueva alianzas universidad-sector productivo.

El desafío es crucial: el Foro Económico Mundial (2025) advierte que el 22% de los empleos existentes cambiarán y se crearán al menos 170 millones de nuevos roles —digitales, verdes y humanos— para 2030. Si nuestras universidades no forman talento con estas habilidades, Panamá ampliará su brecha de productividad y quedará rezagado en la nueva economía.

Hoy, las instituciones de educación superior están atrapadas en una burocracia densa, ineficiente y desfasada. Deben responder a múltiples entidades reguladoras sin coordinación entre sí, que exigen formatos distintos, solicitan datos repetidos e imponen plataformas incompatibles, demorando procesos durante años. La etapa fundacional del sistema permitió avances en institucionalidad tras épocas de desorden, pero ya no es suficiente.

Mientras seguimos obsesionados con rankings, nuestras universidades permanecen enredadas en trámites que premian la burocracia y castigan la innovación. Un país con visión de futuro necesita universidades que rindan cuentas con datos, no con formularios; que avancen con evidencia, no con intuiciones. Panamá requiere una reforma universitaria ágil, estratégica y con visión de Estado. En el nuevo orden global, educar con IA y para la IA no es un lujo: es una urgencia impostergable.

La autora es experta en E-learning y tecnología aplicada a la educación con base en el aprendizaje, así como en calidad en educación a través de modelos de acreditación y ranking universitarios.


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