Es lamentable que decenas de miles de ciudadanos a nivel nacional nos hayamos visto obligados a salir a las calles en los últimos días y manifestar descontento porque los gobernantes siguen abusando del poder. Esta situación refleja una falta de escucha y empatía por parte de aquellos que han sido elegidos para representar y velar por el bienestar de la sociedad.
La manifestación pacífica es un recordatorio poderoso de que los gobernantes no están por encima de la ley. El malestar de los ciudadanos en contra de la minería a cielo abierto y en las extralimitaciones abusivas son legítimas: los ciudadanos estamos fastidiados del despotismo y de las decisiones inconstitucionales.
Algunos defensores de esta explotación claman que esta industria es una fuente de trabajo y que ciertamente generar empleo es un desafío para cualquier país. Sin embargo, Panamá puede crecer, progresar, generar puestos de trabajo y riqueza sin recurrir a la minería; y así obviar los impactos socio ambientales.
La destrucción masiva de ecosistemas frágiles, la contaminación del agua y del aire, y la pérdida de biodiversidad son solo algunos de los tantos efectos negativos que al parecer aquellos que están a favor se les ha olvidado por completo cuantificar. Cuidado que las consecuencias sobrepasan en costos las regalías proyectadas.
Las acciones corruptas de algunos líderes y políticos que insisten en tomar decisiones que ignoran o violan las leyes y principios establecidos en la Constitución de nuestro país ponen en peligro el estado de derecho y debilitan la democracia.
Están tomando decisiones basadas en su interés personal o en el de su partido político, en lugar de actuar en beneficio de la población en general, y siguen creando una brecha entre el gobierno y el pueblo.
Están conduciendo a un descontento social y a la pérdida de confianza en las instituciones gubernamentales. Además, las decisiones inconstitucionales pueden tener un impacto negativo en la economía, generando incertidumbre y desconfianza en los inversores nacionales y extranjeros.
Los inversores necesitan un entorno estable y predecible para invertir y desarrollar sus negocios. Si la corrupción está extendida y las decisiones se toman de forma arbitraria, las empresas pueden verse desincentivadas para invertir, lo que limita el crecimiento económico sostenible, y el empleo. Y ni hablemos de la seguridad jurídica inoperante.
En este contexto de descontento y abuso de poder, es crucial que los ciudadanos reflexionen detenidamente sobre por quién votarán en las próximas elecciones presidenciales. No podemos permitirnos ser indiferentes o confiar ciegamente en promesas vacías.
Necesitamos líderes comprometidos con la ética, la justicia, el bienestar de la mayoría, la transparencia, y el fortalecimiento de instituciones inclusivas. Debemos ejercer nuestro derecho al voto de manera informada y consciente, y no dejarnos llevar por la manipulación o la demagogia.
La autora es miembro de Movin

