Desinformación y manipulación en redes sociales; peligros de la era digital

A veces me cuestiono, ¿por qué en esta era, en que la información es de fácil acceso, se puede manipular a grandes segmentos de la sociedad a través de las redes sociales? Sorprende ver las posturas que adoptan las personas, sin previamente informarse, ante eventos como: los conflictos bélicos en Ucrania y Gaza, el aborto, la Agenda 2030, el Cambio Climático y, en Panamá, la presunta judicialización del proceso electoral o las propuestas políticas “descabelladas” de algunos candidatos presidenciales, por citar algunos ejemplos.

No pretendo entrar a abordar estos temas sensitivos, sino reflexionar sobre las posiciones que adoptan las personas sobre ellos, sin siquiera haberse documentado antes de emitir opiniones. Asombra ver cómo los conocidos “influencers”, valiéndose de las redes, imponen su manera de pensar e influyen en el comportamiento de muchas personas.

Desconcierta ver cómo la desinformación aún puede persistir en pleno siglo XXI, época que se caracteriza por el acceso instantáneo a gran cantidad de información a través de los teléfonos inteligentes.

El documental de Netflix El Dilema de las Redes Sociales, aborda el problema de la manipulación de la información, y de él destaco dos tópicos que, en mi opinión, pueden contribuir a comprender el comportamiento que prevalece en gran parte de la sociedad.

Primero, se resalta la manipulación de la información. Las redes sociales pueden potenciar la desinformación, siendo sus algoritmos utilizados para mostrar contenido que capte la atención de los usuarios, a menudo sin considerar la veracidad de la información. Aquí, subrayo cómo han permeado en la sociedad los conocidos “medios digitales” que difunden información sesgada a través de pseudo-periodistas, así como las fake news que buscan difamar a adversarios políticos, gobiernos o artistas, por ejemplo, y, las ya conocidas “teorías conspirativas”, cuya popularidad creció exponencialmente durante el confinamiento por la pandemia de covid-19.

El segundo, es la polarización política. Las redes sociales pueden contribuir a ella, mostrando contenido extremo, que fomenta la segregación de opiniones. Ejemplos claros de polarización política por medio de las redes sociales, son el surgimiento de los llamados “mesías políticos”, o los periodistas “influencers” que trascienden su profesión y usan sus plataformas digitales para manipular la opinión pública con información sesgada o emitiendo juicios personales sin mayor reparo.

¿Cómo podemos combatir estos comportamientos que rayan muchas veces en la ignorancia? La respuesta está en educar y motivar a las personas para que desarrollen mayor criterio en la obtención, manejo y análisis de la información que se difunde en redes sociales.

Combatir la manipulación en redes sociales, requiere un enfoque multifacético, que abarque la participación de diversos actores, incluyendo al Gobierno, las propias plataformas, los medios de comunicación y los usuarios, principalmente; además de medidas tales como las siguientes:

  • Alfabetización mediática: Promover la educación en alfabetización mediática y digital para ayudar a las personas a desarrollar habilidades críticas de pensamiento y evaluación de la información.

  • Responsabilidad de las plataformas: Las plataformas de redes sociales deben asumir la responsabilidad de abordar la desinformación y la manipulación en sus plataformas.

  • Regulación gubernamental: El Estado debe desempeñar un papel en la regulación de las redes sociales y la desinformación, garantizando la transparencia y la responsabilidad de las plataformas, y promoviendo la divulgación de información precisa y equilibrada.

  • Periodismo de calidad y colaboración de los medios de comunicación: Los medios de comunicación tradicionales pueden desempeñar un papel importante en la lucha contra la desinformación al proporcionar información verificada y contextualizada.

  • Pensamiento crítico y ciudadanía responsable: Principalmente animando a los individuos a cuestionar la información antes de compartirla y a considerar diferentes perspectivas y fuentes de información.

En definitiva, estamos ante una verdadera paradoja, tenemos tanta información, pero a la vez estamos desinformados. Es menester afrontar este complejo desafío que nos impone la desinformación en las redes sociales o estaremos bordeando la destrucción de la sociedad actual. Abordar este problema requiere esfuerzos tanto a nivel individual, del Estado y la sociedad.

El autor es licenciado en administración de empresas.


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