En noviembre de 2014, el Informe de la Alta Comisión de Empleo alertó de la desconexión entre el sistema educativo y la realidad laboral del país, creando una brecha entre la oferta formativa y la demanda de empleo proyectada entre 2015-2020, ubicada en 232 mil empleos, de los cuales el 68% será técnico.
Las universidades panameñas tienen la capacidad de formar los recursos para atender la demanda de nuevos profesionales, pero la tendencia hacia el empleo técnico excede la capacidad del sistema de formación técnica panameño, creando un déficit de 67 mil 560 trabajadores en 5 años. La demanda promedio de nuevos profesionales universitarios será de 5 mil 79 por año, muy inferior a los 26 mil que se gradúan anualmente.
Las tendencias laborales preliminares confirman los patrones identificados por la Alta Comisión. Entre marzo 2007 y marzo 2012, el 55% de la expansión del empleo benefició a profesionales para ubicarse en 35% entre 2012 y 2017 (solo 5% en 2016-2017).
Unos 18 mil 497 profesionales ingresaron anualmente al mercado desde 2012, pero entre marzo 2016 y marzo 2017 el sector empleador solo contrató a 2 mil 36. Actividades claves como la logística aumentaron su fuerza laboral en 43% desde 2011; sin embargo, su nivel de escolaridad no ha variado en una década y solo el 27% de los más de estos 41 mil empleos creados exigió títulos universitarios.
Solo 2 de cada 3 profesionales que encontraron trabajo desde 2012 lo hicieron en comercio, enseñanza, salud, finanzas/ seguros, comunicación/ tecnología y gobierno, en vacantes de carácter profesional (41%), técnico (13%), gerencial (11%) y administrativo (9%).
En contraste, dos de cada tres técnicos ingresaron al comercio, industria, construcción, logística y turismo; cinco de los seis sectores identificados como motores del empleo por parte de la Alta Comisión.
Los jóvenes, un tercio de la población en edad productiva, son los más perjudicados por los cambios en los patrones de inserción laboral. Entre 2004 y 2009, uno de cada tres nuevos empleos generados por la economía benefició a un joven menor de 30 años, pero en los últimos 5 años, fue 1 de cada 15. La edad promedio en los nuevos empleos entre 2009 y 2014 fue 45 años (13.2 años de escolaridad), cifra que sube a 50 si ampliamos para incluir empleos generados entre 2009 y 2017. El último año la edad promedio fue de 53 años.
La deserción escolar en educación premedia y media entre 2009 y 2015 fue de 56% y el 95% de los graduandos humildes buscó trabajo, por lo que la inmensa mayoría de nuestros jóvenes humildes incursiona en un mercado laboral para el cual no están preparados.
Otro cambio es el surgimiento del emprendimiento, apenas el 3% de la expansión del empleo entre 2004 y 2009, pero que desde 2014 aporta 3 de cada 4 nuevas plazas de trabajo estable generadas en la economía.
El sector productivo demanda preparación académica, pero más aún, actitud, responsabilidad y otras habilidades socioemocionales asociadas con trabajadores maduros. La formación técnica de rápida inserción laboral, competencias “blandas” y fomento del emprendimiento son prioridades claras.
El autor es asesor empresarial
