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Día del Voluntariado: los avances de Panamá y los retos para el futuro

Día del Voluntariado: los avances de Panamá y los retos para el futuro
La feria de voluntariado 'Ponte en Algo Fest'

El 5 de diciembre, Panamá se une al mundo para celebrar el Día Internacional del Voluntariado, una fecha que reconoce a todas las personas que donan su tiempo, talento y compromiso para fortalecer a sus comunidades. Este año, la celebración coincide con el lanzamiento oficial del Año Internacional de los Voluntarios para el Desarrollo Sostenible, un momento propicio para mirar cuánto hemos avanzado como país y cuánto camino aún nos queda por recorrer.

Durante la última década, Panamá ha construido hitos importantes en materia de voluntariado que merecen ser reconocidos. El primero llegó con la aprobación de la Ley 29 de 2014, que estableció el Consejo Nacional de Voluntariado (Conavol) y declaró el 5 de diciembre como Día Nacional del Voluntariado. Esta ley no solo dio un marco institucional para promover la práctica del voluntariado, sino que fortaleció la articulación entre organizaciones, empresas, instituciones públicas y la ciudadanía.

A partir de allí, Panamá comenzó a generar algo fundamental: evidencia. Tres mediciones nacionales de voluntariado han permitido conocer quiénes participan, cómo lo hacen, sus motivaciones y el impacto que generan. Hoy sabemos que uno de cada tres panameños mayores de 15 años realiza voluntariado, una cifra que nos posiciona entre los países más activos de la región y que muestra un crecimiento notable respecto al 20% registrado en 2012. También sabemos que el 80% de la ciudadanía reconoce que el voluntariado impulsa el desarrollo del país y que, en promedio, los panameños donan 36 horas al año a causas sociales y medioambientales.

Otro hito crucial ha sido la consolidación de www.ponteenalgo.com como plataforma nacional que conecta a voluntarios con más de 295 organizaciones sociales. Desde 2012, Ponte en Algo ha movilizado a miles de voluntarios en torno a causas sociales, ambientales y cívicas, facilitando que más personas se involucren de forma accesible y organizada.

El país también ha fortalecido sus capacidades institucionales. La Cámara Panameña de Desarrollo Social (Capadeso) ha impulsado herramientas como el Sello Capadeso, que promueve estándares éticos y de gestión para las organizaciones sin fines de lucro. Además, iniciativas de movilización masiva como el Día de las Buenas Acciones, que ha involucrado a más de 100 mil voluntarios en los últimos años, demuestran la capacidad del voluntariado para movilizar comunidades y esfuerzos colectivos a gran escala.

Todos estos avances revelan algo importante: Panamá ha construido un ecosistema de voluntariado sólido, que permite que las personas participen, aporten y se conviertan en agentes de cambio. Sin embargo, todavía enfrentamos desafíos significativos. Aunque la participación voluntaria crece, persisten brechas que limitan que llegue a toda la población. Los hallazgos del Índice de Compromiso Cívico, desarrollado por la Fundación Voluntarios de Panamá, muestran que no todos los panameños encuentran las mismas oportunidades ni condiciones para participar. Entre quienes no son voluntarios, la razón más frecuente es la falta de tiempo y recursos. A esto se suma la percepción de que el voluntariado es poco valorado social y laboralmente.

Aunque el 85% de la población expresa interés en ser voluntaria, muchos no saben cómo empezar o no han recibido una invitación directa para hacerlo. Sin embargo, los datos revelan un gran potencial: la mayoría de los panameños cree firmemente en su capacidad de influir positivamente en su comunidad, en la vida de otros y en el país. Existe, además, un amplio consenso sobre las causas que más movilizan a la ciudadanía: niñez, juventud, educación y derechos humanos.

Para activar ese potencial y convertirlo en participación inclusiva, activa y sostenida, es necesario derribar las barreras que hoy limitan el acceso al voluntariado: mejorar las condiciones de participación, facilitar el acceso a oportunidades, ofrecer acompañamiento adecuado y reconocer el valor de la participación. Esto requiere invertir en plataformas accesibles, herramientas de formación, campañas de sensibilización y alianzas sólidas entre el sector público, privado y la sociedad civil que generen oportunidades para que más panameños puedan involucrarse.

El voluntariado no es solo un acto de solidaridad: es un activo estratégico para el país. Contribuye a cerrar brechas, fortalecer organizaciones y comunidades, promover cohesión social y mejorar la vida de personas en situación de vulnerabilidad. Es una de las formas más prácticas y efectivas de construir ciudadanía.

Hoy celebramos lo que hemos construido, pero también renovamos nuestro compromiso con lo que aún podemos lograr. Panamá cuenta con una ciudadanía dispuesta y deseosa de involucrarse, y nos toca, como país, seguir creando las condiciones para que esa motivación se traduzca en participación y transformación.

La autora es fundadora y directora ejecutiva de la Fundación Voluntarios de Panamá.


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